Una de mis alegrías casi semanales es encontrarme con alguna cita de Simone Weil en las redes. No falla. «A los aforistas se les paga citándoles», citábamos hace poco al impagable Ramón Eder. A los filósofos se les sopesa por la frecuencia con que sus citas acuden recurrentemente al pensamiento y a las argumentaciones de aquellos que les leyeron. Un filósofo que no te acompaña después en tu visión del mundo, podrá ser muy completo y estudiable, pero ahí se queda, encerrado en su sistema.
No es el caso de Simone Weil, tan frágil, pero tan resistente. Gustave Thibbon la clavó en una frase: «Jamás he percibido tanto los peligros de la espiritualidad como ante ella». Y Charles Möller (Literatura del siglo XX y Cristianismo) en el ensayo que en su obra magna le dedica nos advierte de que su mensaje contiene grandes verdades, útiles a los cristianos, pero que su inspiración fundamental es maniquea y, por tanto, contraria a la buena doctrina. A la vez, destaca E. M. Cioran, en los Cuadernos: «En Simone Weil hay una faceta propia de Antígona, que la preservó del escepticismo y la aproximó a la santidad». Visto todo junto, es un chollo para el Barbero del Rey de Suecia, que puede recoger esas grandes verdades útiles, y soltarse de la mano del maniqueísmo y de los peligros de la espiritualidad exacerbada.
La gravedad y la gracia, con un título tan grácilmente aliterado en español, es un cofre del tesoro de ideas preciosas. Cuando la cesaron de profesora contestó: «Señor Inspector, siempre he considerado la destitución como el coronamiento normal de mi carrera», que es una cita suya que tenía yo guardada por si acaso, pero ya se acerca mi jubilación y tal vez no tenga que soltarla. El barbero, aliviado, escoge éstas, que no son de primerísima actualidad. Seguro que usted les da más de una vuelta y termina citando algunas:
*** El mal imaginario es romántico, variado; el mal real, triste, monótono, desértico, tedioso. El bien imaginario es aburrido; el bien real es siempre nuevo, maravilloso, embriagante. * Esclavitud es trabajar sin ninguna luz de eternidad, sin poesía, sin religión. * Los trabajadores necesitan más la poesía que el pan. Necesitan que su vida sea un poema. Necesitan algo de luz de la eternidad. Sólo la religión puede ser la fuente de tal poesía. No es la religión sino la revolución la que es el opio de los pueblos. La privación de esta poesía explica todas las formas de desmoralización. * Sin eco, no hay arte. * La alegría es una exuberante conciencia de la realidad. * La atención, en su más alto grado, es lo mismo que la oración. * Debemos extraer la energía de nuestros deseos. * Lo bello es la prueba experimental de que la encarnación es posible. * Solamente reconocemos plenamente la existencia de aquellos a los que amamos. * La sociedad es la cueva. La salida es la soledad. * Una melodía gregoriana es un testimonio tan poderoso como la muerte de un mártir. * ¿Dónde reside el valor de la soledad? En la mayor posibilidad de atención. Si pudiéramos estar atentos en el mismo grado en presencia de un ser humano… * El deber nos es dado para matar a nuestro propio yo —y yo dejo que se me oxide tan precioso instrumento. * La oración interior ininterrumpida es el único criterio perfecto del bien y del mal. Todo lo que no lo interrumpa está permitido, todo lo que lo interrumpa está prohibido. * Es mejor decir «estoy sufriendo» que «este paisaje es feo». * La cantidad de genio creativo en cualquier período es estrictamente proporcional a la cantidad de atención extrema y, por lo tanto, de religión auténtica en ese período. * El sufrimiento es violencia, la alegría es mansedumbre, pero la alegría es más fuerte * La no violencia no es buena a menos que sea efectiva. * «Dame un punto de apoyo y moveré el mundo». Este punto de apalancamiento es la cruz. * La mente no está obligada a creer en la existencia de nada (…) Por eso el único órgano de contacto con la existencia es la aceptación, el amor. Por eso la belleza y la realidad son idénticas. Por eso la alegría y el sentido de la realidad son idénticos. * Es un pecado querer ser entendidos antes de habernos aclarado a nosotros mismos. * Querer escapar de la soledad es cobardía. La amistad no se busca, no se sueña, no se desea; es para ser ejercitada (es una virtud). * Experimentamos el bien sólo haciéndolo. Experimentamos el mal sólo cuando no nos permitirnos hacerlo o, si lo hacemos, cuando nos arrepentimos de ello. * [Liberación de la angustia del resultado] Actuar no por un propósito, sino por necesidad. * El amor no es consuelo, es luz. * La humildad consiste en saber que en lo que llamamos «yo» no hay fuente de energía por la cual podamos elevarnos. * Existe una fuerza «divinífuga». De lo contrario, todo sería Dios. * Debemos acoger todas las opiniones, pero deben ser ordenadas verticalmente y mantenidas en niveles adecuados. * Decir a Cristo como San Pedro: «Yo siempre te seré fiel», es negarlo ya, pues es suponer que la fuente de la fidelidad está en nosotros mismos y no en la gracia. * La acción es el puntero que muestra la medida de la balanza. No debemos tocar el puntero, sino los pesos. * A través del arte el hombre recrea la alianza entre su cuerpo y su alma. * El mismo Platón fue un precursor. Los griegos sabían sobre arte y sobre deporte, pero no sobre trabajo. * No podrías haber nacido en un tiempo mejor que en el presente, cuando ya lo hemos perdido todo. ***