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En el prólogo de La prensa se equivoca y otras obviedades (Encuentro 2021) de G. K. Chesterton, Ian Boyd cita a Maycock que cita a Ruskin: «Por cada cien personas que sienten, sólo hay una que piensa; y que por cada diez mil que piensan, sólo hay una que ve». Boyd la aplica a Chesterton y la lectura de este libro la demuestra con creces. Cuando no lo leemos, podemos preguntarnos si no estamos recurriendo demasiado a Chesterton; pero es empezar a releerle y rendirse a la evidencia, porque siente como casi todos, piensa como muy pocos y ve como casi nadie.

 

Este libro recoge los artículos semanales que escribió en el año 1908 en The Ilustrated London News. Te encuentras muchas cosas que ya le conoces, eso es verdad. Como esta vieja joya: «No hay ninguna persona que crea en la tradición más que yo. La tradición es simplemente la democracia de los muertos». [p. 24] Como novedad, ves en sus artículos semanales su pensamiento haciéndose sobre la marcha, y en un año milagroso en el que Chesterton publica su novela más reconocida: El hombre que fue Jueves; y su ensayo más indispensable: Ortodoxia. De hecho, como nos recuerda Pablo Gutiérrez, editor junto a Maribel Abradelo de Usera, hay artículos que pasaron directamente de la prensa al libro.

También hay titubeos y argumentos que quizá el lector no comparta del todo, aunque eso es un paradójico atractivo más del volumen por tres razones. 1) Se recuerda que Gilbert era humano; 2) también las equivocaciones las defiende con gracia y gallardía (como sus ataques a la policía y a los funcionarios de prisiones) y 3) porque la razón de fondo de sus equivocaciones superficiales casi nunca está equivocada, como cuando achaca a algo muy sucio tanto afán por la higiene.

 

En mi lectura no todo han sido dulzuras y felicidades. La prensa se equivoca y otras obviedades me ha producido dos o tres escozores. Para empezar un chasco. Por mi gusto, leo siempre a Chesterton en inglés, tan angloandaluz y satisfecho. Este libro lo leí en español excepcionalmente porque iba a participar en la mesa redonda de presentación. Y, ay, ay, que he tenido que reconocerme que, igual que madre no hay más que una, la lengua materna. Habré perdido aliteraciones y juegos de palabras originales, sin duda, pero la lectura en español (gracias sean dadas al traductor, Carlos Rafael Domínguez) ha sido más honda e íntima, más preclara. Me lo he de confesar.

 

El otro escozor es que, entre Luis Daniel González y yo, preparamos una amplia antología de aforismos extraídos de G. K. Chesterton. Nos pensamos prácticamente exhaustivos. Al leer este libro, he visto, sin embargo, cuántos aforismos se nos habían escapado. He pensado que el problema con Chesterton es el que Borges detectó con aquel cuento de los cartógrafos que, queriendo ser exactos, hicieron un mapa de su país a escala natural que cubría completamente la extensión del país. La mejor selección de aforismos de Chesterton es la obra completa de Chesterton.

 

Pero el barbero, inasequible al desaliento, ha extraído sus aforismos chestertonianos para esta ocasión. Que algo sea imposible no es motivo para no hacerlo.

 

 

Casi toda la gente muy superficial es solemne.

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Personalmente estoy a favor de una completa libertad religiosa (entendida en su sentido ordinario; en su sentido estricto, abarcaría hasta los sacrificios humanos).

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Es más difícil ser una buena suegra que ser una buena persona en cualquier otra relación de la vida. [Eso es lo que genialmente atisban y reconocen las famosas bromas sobre las suegras]

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No hay nada demasiado grande como para que no lo pueda atacar un hombre valiente, pero hay algunas cosas demasiado grandes como para que alguien las menosprecie. [Prefiere a Voltaire atacando a Juana de Arco que a Anatole France tan condescendiente con la Doncella de Orleans]

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Yo tengo un principio inteligible: detesto todas las minorías tiránicas y las destruiría.

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Hay algunas cosas más importantes que la paz y una de ellas es la dignidad de la naturaleza humana.

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 …. todavía es peor [que el militarismo] que tengamos que ser amigos sólo porque nos pone nerviosos soportar el ruido de una pistola. […] Yo correría cualquier riesgo antes que someterme a esa indignidad espiritual en que le hombre no se atreve a dar ese paso ni ante la más urgente injusticia ni ante el motivo más caballeresco.

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Nos maldecimos unos a otros porque nos copiamos unos a otros [Habla del militarismo, pero clava la teoría de René Girard, admirablemente]

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[Durante un viaje a Francia] No podía expresar mi sorpresa con palabras, especialmente porque tenían que ser palabras francesas. [Este reconocimiento risueño de su pésimo francés no le impidió traducir el famoso soneto de Joachim du Bellay sobre el amor a su tierra de una forma tan magistral que el erudito George Steiner reconoce en Después de Babel que se trata de la mejor traducción poética hecha nunca.]

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El vino, el único elemento que tiene relación con la caridad y la caballería. [De la mesa de los ricos]

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La esencia de cualquier curación moral es que el paciente tiene que ser un impaciente. [Chesterton está muy en contra de considerar los males morales como «enfermedades»]

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Mi actitud ha sido atacada lo bastante como para que sea deseable defenderla.

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[GKC es tan tradicionalista que incluso le valen las nuevas] Si alguien no tiene ninguna festividad, que celebre lo que le está sucediendo ahora; al menos podrá guardarlo como tradición para el futuro. […] Si no tenemos antiguas tradiciones genuinas, tendremos tradiciones genuinas recientes.

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La virtud de un decadente es que al menos él sabe que la decadencia es algo podrido, en el sentido literal y en el sentido popular de la frase. Los decadentes ingleses, sintiendo que la vida es tan ligera como el polvo y el viento, al menos la toman a la ligera. El verdadero pesimista hasta tiene una especie de desprecio etéreo por su propio pesimismo y un cierto desdén por su desdén de las cosas.

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¿Cuál es el placer de ser vencedor si uno no es admirado por su forma de vencer? ¿Cuál es el placer de ganar la gloria si uno pierde el honor? [Qué articulazo habría escrito GKC sobre nuestro Iván Fernández.]

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Si alguien me ofrece una medicina, puede ser algo bueno o malo, pero si ese tal me ofrece un medicamento junto con un panfleto a favor del suicidio, entonces yo sospecho de esa medicina. [Véase la nueva ley de eutanasia.]

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 Supongamos que en lugar de abolir las órdenes caballerescas quisiéramos reinstaurarlas. […] Pero pidámosles que realmente se comporten como aristócratas y saldrán huyendo a gritos.

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Cierta vez leí una historia de China (no necesito decir que me pagaron para leerla) …

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Yo leo mi periódico parroquial. Es un esfuerzo de patriotismo local, en el que creo estar solo.

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Soy tan ignorante que hasta puedo tener razón.

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[Contra el sincretismo] En materia de inteligencia y convicción yo creo en una religión sola, pero en materia de fantasía y simpatía puedo creer en muchas. […] Los credos deben estar en desacuerdo; esto es lo divertido de la cuestión.

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Yo no creo que exista gente ordinaria. Es decir, yo no creo que haya personas cuyas vidas sean realmente algo aburrido o cuyos caracteres sean realmente descoloridos. El problema es que uno las ve a todos en conjunto, como un topógrafo, y llevaría demasiado tiempo verlas una por una como son realmente, como hace un novelista.

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La diferencia más profunda es que una persona es mucho más grande que el promedio y que la vida interior es más grande que la exterior.

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Desear dinero es más noble que desear el éxito.

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Un caballero o da la bienvenida a alguien a su casa o lo echa a patadas: no tiene ningún sentido molestarlo continuamente mientras permanece en la casa.

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En muchas ocasiones importantes de la vida [sentirse como un tonto] es la única alternativa para sentirse uno mismo.

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Los snobs dicen que ellos tienen el tipo correcto de sombrero; los pedantes dicen que tienen el tipo correcto de cabeza.

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¿Por qué será que ciertas ideas excéntricas tienden a juntarse? [un artículo hilarante sobre cómo se juntan ideas que no tienen nada que ver, como si existiesen paquetes ideológicos. Pone un ejemplo: la cantidad de vegetarianos que son, extrañamente, abstemios.]