Hay una pequeña miniserie, de solo seis capítulos, que este verano aterrizó en la inmensa videoteca de Netflix. Se titula The Chair, en referencia al cargo de directora de departamento que ostenta su protagonista. Es un relato que capta eso que los estupendos llaman el zeitgeist, el espíritu de la época. Porque The Chair narra cómo la profesora Ji-Yoon Kim tiene que lidiar con su ascenso: ahora manda en el Departamento de Literatura Inglesa en la ficticia Universidad de Pembroke, un remedo de las prestigiosas Ivyleagues. Entre explicaciones del Moby Dick de Melville o referencias a Samuel Beckett, la nueva directora ha de encarar un puñado de profesores viejetes y un escaso número de alumnos. Los dineros no cuadran. Sin embargo, lo realmente dramático llega cuando la estrella del departamento la lía al parodiar el saludo nazi en medio de una clase.
Las consecuencias de ese gesto que ficcionaliza The Chair son conocidas para cualquiera que siga el espectáculo antiliberal que se ha visto en muchos campos estadounidenses en los últimos años: peticiones de expulsión, conferencias reventadas por activistas, linchamientos mediáticos o artículos académicos retirados por ofensivos… tras haber pasado los preceptivos procesos de revisión por pares.
Estas polémicas universitarias han generado, como es lógico, intentos por entender sus orígenes. La pregunta clave que subyace alude a la esencia de la institución: ¿cómo es posible que un entorno creado expresamente para el estudio, la reflexión y el diálogo provoque tantos reflejos autoritarios y censores? Uno de los primeros –y, desde luego, el más popular– en llamar la atención sobre erosión de la libertad de pensamiento y de expresión en los campus fue Jordan Peterson, profesor de Psicología de la Universidad de Toronto. Su valentía para oponerse a la corrección política y el amedrentamiento ayudaron a que sus 12 reglas para vivir. Un antídoto al caos –un irregular volumen que mezcla la psicología, la autoayuda y el comentario cultural– se convirtiera en uno de los libros de no-ficción más vendidos de la última década.
Peterson se hizo célebre por oponerse a la deriva cazabrujística de los campus, una preocupación que llevaba tiempo haciendo pensar a Jonathan Haidt (impulsor de la esencial Heterodox Academy) y Greg Lukianoff (responsable de FIRE, una institución que defiende los derechos individuales básicos de los estudiantes). Ambos han vertido años de reflexión e investigación en un volumen ameno y decisivo: La transformación de la mente moderna. Cómo las buenas intenciones y las malas ideas están condenando a una generación al fracaso. ¿Que cuáles son esas ideas que espiga el libro? “La primera: lo que no te mata te hace más débil. La segunda: debes confiar siempre en tus sentimientos. Y, por último: la vida es una lucha entre las personas buenas y las malas”.
El de Haidt y Lukianoff es la punta de lanza de un puñado de profesores y ensayistas preocupados por preservar valores esenciales para que las universidades puedan seguir con fidelidad una de sus misiones más sagradas: la de pensar e investigar sin miedo cuestiones controvertidas e incómodas. Es un asunto del que todavía hay aportaciones valiosas que no están traducidas: la de Nadine Strossen con su HATE: Why We Should Resist it With Free Speech, Not Censorship, la de Pluckrose y Lindsay con Cynical Theories: How Activist Scholarship Made Everything about Race, Gender, and Identity―and Why This Harms Everybody, o la de Campbell y Manning con The Rise of Victimhood Culture: Microaggressions, Safe Spaces, and the New Culture Wars, por citar algunas de las más avezadas. Ojalá haya editores que se animen a traerlas pronto.
Mientras tanto, de los ensayos anglosajones que sí han llegado a España, aunque aborden el asunto de las universidades lateralmente, uno de las más relevantes ha sido el publicado por Douglas Murray en 2020: La masa enfurecida. Cómo las políticas de identidad llevaron al mundo a la locura. Es un título sabroso para leer junto a dos escritos directamente en español, también de rotundos subtítulos: La neoinquisición: Persecución, censura y decadencia cultural en el siglo XXI (Kaiser, 2020) y La casa del ahorcado. Cómo el tabú asfixia la democracia occidental (Soto Ivars, 2021). Ninguno de estos tres está centrado exclusivamente en lo que ocurre en los campus con la libertad de expresión, pero sirven para entender el porqué de esta ola de cancelaciones, nuevos puritanismos e intolerancia. Algo que la serie The Chair, a pesar de algunos tópicos reduccionistas, trata de reflejar en su peripecia.
Autores citados
Jonathan Haidt es profesor de Liderazgo Ético en la New York University. Estudios como La mente de los justos o La hipótesis de la felicidad han saltado los muros de la academia, convirtiéndole en uno de los psicólogos sociales más reputados del mundo.
Greg Lukianoff es un abogado, comentarista y ensayista estadounidense, especializado en los temas de libertad de expresión. La organización que dirige es uno de los bastiones en defensa de libertad académica en los campus.
Douglas Murray es un periodista británico de tendencias conservadoras. Ha escrito siete libros, es uno de los rostros de referencia de la revista The Spectator y fue uno de los grandes amigos de Roger Scruton hasta su muerte.
Jordan B. Peterson saltó a la fama a finales de 2016 por unos vídeos en los que denunciaba la corrección política. A partir de ahí, su popularidad fue en ascenso gracias a sus grabaciones de Youtube y el aplomo con el que afrontaba sus intervenciones públicas. Recientemente ha publicado Más allá del orden. 12 nuevas reglas para vivir.