Basta con revisar el piloto de Californication, una de las dramedias influyentes en el inicio de este boom seriéfilo que aún vivimos, para constatar el nihilismo de Hank Moody. Un escritor en crisis creativa que ahoga sus miserias en alcohol, sexo e irresponsabilidad familiar. El icónico personaje interpretado por David Duchovny (pose nihilista y destroyer) es un escritor, sí, y también el protagonista de aquella serie que se emitió entre 2007 y 2014. No es el único caso en el que la ficción televisiva ha ubicado a un novelista en el centro de la trama.

Quizá el más legendario —puesto que llegaba a incluir una máquina de escribir en los títulos de crédito— sea la inolvidable señora Fletcher de Se ha escrito un crimen. Aquel emblema de los ochenta tenía en Angela Lansbury una deliciosa protagonista: una antigua profesora de Literatura, ahora viuda y jubilada, que combina su pasión por la escritura de novelas de misterio con echarle una mano a la policía de su localidad, siempre muy patosa para ordenar las piezas del rompecabezas criminal. Una vuelta de tuerca sobre el mismo concepto lo imprimía la más moderna Castle, una amable serie de intriga protagonizada por Nathan Fillion y Stana Katic. En Castle, una detective de la policía de Nueva York engancha con un escritor de best-sellers de misterio, una relación que combina romance, metatextualidad y thriller.

Y, ¿qué ocurre cuando una novela tiene como protagonista a un escritor? No en vano, si los tintes autobiográficos son tan habituales en el arte de contar historias, ¿por qué no girar el espejo hacia la propia profesión? Es lo que hace, por ejemplo, nuestro Javier Marías, que pone a escritores en el centro de obras como Negra espalda del tiempo o Mañana en la batalla piensa en mí, con su Víctor Francés (un negro literario) como protagonista.

Antes, uno de los autores estadounidenses más admirados por la generación de Marías, Philip Roth, había engendrado una serie de novelas con Nathan Zuckerman como protagonista, la primera de título adecuado para el tema que nos ocupa: El escritor fantasma (1979). Más allá, la actualidad del novelista de Newark es evidente: en la intersección entre literatura y series destaca La conjura contra América, recientemente adaptada a la pequeña pantalla por el gran David Simon. Pero puede que incluso de más actualidad esté La mancha humana, en la que Zuckerman (el alter ego de Roth, al fin y al cabo) disecciona la corrección política y la cultura de la cancelación a principios de los años noventa. De aquellos polvos, estos lodos.

Los protagonistas de La mancha humana parecen primos de otro de los libros más célebres que sitúan a un escritor en el centro de la trama. Michael Chabon saltó a la fama con Wonder Boys, en la que, al igual que en Roth, la enseñanza universitaria y la escritura de novelas andan en enfadada armonía. Si Wonder Boys fue llevada al cine, La verdad sobre el caso Harry Quebert aterrizó en la televisión. Protagonizada por Patrick Dempsey, esta miniserie de seis episodios narra cómo un escritor de éxito (el Quebert del título) es el principal sospechoso de asesinato en la muerte de una joven que desapareció un año atrás. En un momento de la novela, uno de los personajes espeta: “Por si no se ha dado cuenta todavía, la vida, en términos generales, no tiene sentido. Salvo si se esfuerza usted en dárselo y lucha cada día”. Los ejemplos aquí traídos van un paso más allá al intentar conciliar el sentido de la vida… con el de la propia literatura.

Autores citados

Javier Marías es novelista y columnista. Empezó a publicar muy joven, en 1971, y ha logrado asentar un prestigio crítico que hace de cada nuevo libro un acontecimiento. Su última obra es Tomás Nevinson.

Philip Roth (1933-2018) ha sido uno de los grandes novelistas estadounidenses contemporáneos. Aspirante eterno al novel, entre sus trabajos más célebres destacan Pastoral americana o Patrimonio.

Joël Dicker es un novelista suizo, especializado en en thriller. La verdad sobre el caso Harry Quebert le hizo muy popular, especialmente en Europa, a pesar de que la escribió con poco más de 25 años.

Libro + palabra definitoria

Mañana en la batalla piensa en mí: sinuosa

La mancha humana: premonitoria

La verdad sobre el caso Harry Quebert: trepidante