–
Reconstruiremos todo lo que derriben, nos juramentamos ondeando nuestro consustancial optimismo. La Reconstrucción es la tarea que nos han guardado los siglos. Estoy plenamente convencido, pero tenemos el problema de lo ingente de la tarea y de lo débil de nuestra memoria. Es muy posible que cuando tengamos la oportunidad de reconstruir se nos haya olvidado muchísimo de lo que destruyeron. Por ejemplo, el bellísimo escudo del Senado. Y así mil cosas. Si yo fuese más joven o tuviese más tiempo, haría una página web (lanzo al viento la idea) llamada «La Reconstrucción», que recogiese –ritos, monumentos, cruces, tumbas, nombres de calles, símbolos, instituciones, escudos, títulos, costumbres…– que alzar de nuevo a la mínima oportunidad. Se podría hacer un bellísimo libro ilustrado, con hermosas fotografías, a medias melancólico y totalmente esperanzado. No me da miedo que se flaquee en la idea, no lo haremos, pero sí que, con las urgencias que entonces nos asediarán, se nos olviden tantos casos concretos, bellísimos y delicados. No los desamparemos.
