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Jaume Vives ha abierto una salchichería y yo he recordado a Manuel Machado. Por esto:
Quiero decir, por esto: han puesto en la pared mi jaculatoria de las bodas de Caná: «Que Jesús convierta, por favor, a los aguafiestas en vino». Y, por muy contento que esté yo con la edición de More de El vaso medio lleno, hay que reconocer que en la salchichería Frankfurt Moncloa el aforismo en cuestión está más en su ambiente. Me he arrancado por bulerías, de lo contento que estoy:
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Tal es la gloria, Guillén
de quien escribe aforismos:
ver los suyos en los muros
más firmes de los amigos.
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En los muros del feisbúk
están más o menos bien.
En una salchichería
están, en cambio, fetén.
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Procura tú que tus frases
paren en una taberna…,
porque, entre brindis y brindis,
terminarán siendo buenas.
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Que al calor del corazón
y la cocina de Vives
aun no siendo memorables
es seguro que perviven.
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Ahora no tengo duda de que mi oración de Caná ha sido oída.