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ENTREVISTA

Javier Sierra: «A un extraterrestre le explicaría que los libros son nuestra particular máquina del tiempo»

Javier Sierra (Teruel, 1971) es la punta de lanza de una serie de divulgadores del misterio y lo incognoscible que, saliendo de los círculos restringidos de antaño, las catacumbas del frikismo, diríamos, ha alcanzado cotas de popularidad enormes. Este periodista por la Complutense empezó su carrera en aquellas queridas revistas de nombre elocuente (Año Cero, Más allá de la ciencia) y rápido mostró sus grandes dotes de divulgador en radio y televisión, coincidiendo con otro periodista emblemático del ramo: Iker Jiménez.

Desde 1995, ha publicado cuatro ensayos y diez novelas. Con La cena secreta (2006) se coló en el Top Ten del The New York Times. En 2017, logró el codiciado Premio Planeta por El fuego invisible. Del Antiguo Egipto, e incluso antes, a la actualidad, no hay enigma en el que no haya escarbado este turolense que una noche se echó a dormir en el panteón de los Amantes del Teruel.

¿Qué misterio le gustaría desvelar?

Sin duda, saber qué hay después de la muerte y poder contarlo. Supongo que me gustaría escribir un «libro de los muertos» con un lenguaje claro, para los lectores del siglo XXI, y fundamentado en certezas y no en suposiciones.

La muerte, ¿le asusta?, ¿le inquieta?, ¿le atrae?, ¿o todo a la vez?

Hablar de la muerte es tabú en estos días. Nadie quiere pensar en ella. Pero ese no es mi caso. Que la muerte nos atrae es una evidencia que no admite discusión; cada día estamos más cerca de ella. Lo que me sorprende es esa estupidez contemporánea de no prepararnos para cuando llegue.

 ¿Qué misterio le habría gustado desveladar?

Me habría gustado estar detrás de Howard Carter aquel noviembre de 1922 en el que abrió la tumba casi intacta del faraón Tutankamón. Ese día supimos de verdad cómo eran las tumbas de los antiguos faraones.

 ¿España es mágica o trágica?

El territorio es mágico. Los trágicos somos nosotros, sobre todo cuando circulamos por el país sin darnos cuenta ni disfrutar de toda la magia que alberga.

 ¿En qué lugar de España siente con más fuerza el enigma?

En sus montañas. Si recorres a pie los Pirineos descubrirás sus mil y una historias: desde el Grial a los seres monstruosos que en la Edad Media se creía que lo poblaban. Pero idéntica fascinación se experimenta en Montserrat (Barcelona), en el Puig Campana (Alicante) o en el Teide (Tenerife). Cada cumbre esconde sus prodigios.

 ¿A qué lugar de España vuelve siempre?

A Teruel. Salí de allí a los quince años con la sensación de haber vivido una infancia mágica. Y cada vez que regreso voy encontrado las razones de aquel sentimiento. Es una tierra muy desconocida y llena de asombros.

 ¿Cuál es el primer libro que tuvo entre las manos?

Entre las manos, no sé. Quizá alguno de la biblioteca de mi madre. Leído de cabo a rabo, 20.000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne.

 ¿Qué libro le hizo querer ser escritor?

Caballo de Troya, de J. J. Benítez.

¿Cómo le explicaría a un extraterrestre qué son los libros y por qué son importantes para nosotros?

Les diría que son nuestras particulares máquinas del tiempo. Una vez dentro de uno, tu mente puede viajar a cualquier lugar del espacio y del tiempo. Eso, para un extraterrestre, es irresistible.

¿Qué supone ganar el Planeta?

El Planeta es la puerta grande para que los lectores de lengua hispana descubran a un autor… A veces, incluso cuando ya lo han leído antes.

¿Tiene algún Premio Planeta predilecto?

Sí. En busca del Unicornio, de Juan Eslava Galán, premio Planeta 1987. Es maravilloso.

¿Cuál es el idioma más raro al que está usted traducido?

Más raro, por exótico para nosotros y por su grafía rara, el tailandés.

¿Qué es lo más misterioso que la ha sucedido en los círculos literarios?

Tener tantos amigos en ellos.

 ¿Qué lugar ocupa el Quijote en su biblioteca?

Uno destacado. Tengo dos baldas dedicadas al Quijote, sus estudios y también sus misterios, que no son pocos.

 ¿Clonaría a Cervantes? Si no, ¿a qué escritor clonaría?

No clonaría a ningún autor. Su valor reside en ser únicos.

Parafraseando a Éluard, ¿cuántos mundos caben en una buena biblioteca?

¡Todos los imaginados! Pero hay que dejar hueco a los que aún están por imaginar…

Si pudiera viajar en el tiempo, ¿dónde iría?

Me gustaría abarcar el periodo de tránsito entre el paleolítico y el neolítico, y ver qué pasó entonces para que nuestra especie diera un salto como el de la invención de la agricultura y el desarrollo de la ganadería. Me gustaría saber quiénes fueron esos «dioses instructores» de los que hablan los mitos y nos entregaron esa «ciencia».

Teruel existe, ¿por qué deberían visitarla todos los españoles?

A un lugar como Teruel no se puede ir por obligación sino por amor. Es la tierra de los Amantes. La gran historia de «amor cortés» de la Edad Media.

Usted durmió una noche en el mausoleo de los Amantes de Teruel, ¿qué experimentó?

No lo creerás, pero velar los cuerpos de Diego e Isabel me inspiró… ternura.

Cuando le toque recapitular, ¿por qué habrá valido la pena haber vivido?

Por mis hijos. Los de papel y los biológicos. Por mis padres, que me dieron tanto. Por mi mujer, que lo da todo. Y por quienes me han leído y dado su confianza.

Créditos de la foto de portada: © Asís G Ayerbe

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