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Ayer un amigo me mandó un artículo, del que tenía un nervioso interés en conocer mi opinión. Lo leí, me encantó y le quise escribir rápidamente: «¡Extraordinario!», pero el texto predictivo le mandó: «¡Extraño!».
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Antes nos sorprendíamos por los errores de nuestros alumnos, y se recogían en un libro que entonces hacía gracia, aunque debería haber hecho saltar las alarmas. La cubierta de la segunda antología ya indicaba la decadencia.
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Ahora, para que haga gracia, hay que salir de la escuela e irse a la economía, único ámbito donde aún escandaliza una equivocación: Antología del disparate contable.
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Yo os propongo ir reuniendo todos los errores del teclado predictivo y hacer una antología del disparate de la Inteligencia Artificial, qué remedio nos queda.