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Qué leer antes de viajar a…Praga

Al Moldava dedicaba Bedřich Smetana uno de los seis poemas sinfónicos de Mi tierra (Má vlast). Desde el puente de Carlos, en Praga, se observa el discurrir apacible de este río que atraviesa Bohemia, región histórica que, a su innegable enjundia centroeuropea suma un no sé qué mistérico. Chequia es romántica y enigmática. Y Praga es un condensado perfecto.

Del antiguo cementerio judío al modernismo inconfundible de los alrededores de la plaza Wenceslao, hay muchas Pragas pero todas caben en esta ciudad amada por el turista y venerada por el buen lector.

La insoportable levedad del ser, Milan Kundera

Milan Kundera, eterno aspirante al Nobel, se consagró con esta novela publicada en 1984 que, desde entonces, no ha dejado de ser leída con devoción. Nacido en Brno, su obra más famosa se desarrolla sin embargo en la capital checa, en un momento especialmente convulso, la Primavera de Praga de 1968: «Desde el primer día de la ocupación, los aviones rusos volaban durante toda la noche sobre Praga».

Cuatro personajes y un perro atraviesan el texto con sus idas y venidas sentimentales y sus disquisiciones exquisitas sobre la vida y su peso inherente. Una panorámica histórica e íntima tan perfecta como la visión de la capital desde la colina Petrin: «Subía, a ratos se detenía y observaba: veía abajo muchos puentes y torres; los santos amenazaban con sus puños y elevaban la vista hacia las nubes. Era la ciudad más hermosa del mundo».

El proceso, Franz Kafka

Kafka nunca tuvo palabras especialmente elogiosas para Praga, a la que veía como «una madrecita con unas garras afiladas que no te sueltan». Tampoco sitúa a la ciudad en la que nació y vivió casi toda su vida en ninguno de sus textos de ficción, al menos de manera clara. Sin embargo, la ciudad indescifrable rezuma en su obra, desde el apartamento en el que se desarrolla La metamorfosis a su novela más emblemática, El proceso.

La historia agónica del oficinista Josef se gestó presuntamente en la Na Porici, 7, en la Compañía de Seguros contra Accidentes del Trabajo donde trabajó Kafka durante años. La ciudad está tachonada de hitos relacionados con el escritor, desde su casa natal cerca del famoso reloj astronómico, en la Ciudad Vieja, hasta su residencia en el Callejón de Oro, junto al Castillo de Praga.

El Golem, Gustav Meyrinck

La huella judía en Praga es amplia y fecunda. No se entiende la ciudad y su literatura sin el aporte de una comunidad en la que surge, por ejemplo, el propio Kafka. Para los judíos checos, el golem era una figura legendaria de la Praga del XVI a la que había dado vida el gran rabino Loew en el gueto de la ciudad.

El escritor austríaco Gustav Meyrinck retomó esta tradición en 1915 y confeccionó una de las novelas más importantes de la literatura fantástica. El golem ha fascinado a figuras tan emblemáticas como Jorge Luis Borges, que le dedicó un largo poema: «El cabalista que ofició de numen/ a la vasta criatura apodó Golem».

El cementerio de Praga, Umberto Eco

A pesar de dar título a la novela, la capital checa no es el escenario exclusivo de esta novela de Umberto Eco de 2010. Es uno de los numerosos escenarios (Turín, Palermo, Paris, Múnich…) que atraviesan la obra, protagonizada por un falsificador misógino y furibundo antisemita a finales del XIX.

El cementerio al que alude el título no es otro que el famoso y hoy turístico camposanto judío de la ciudad de Praga. Allí, el antisemita Simonini sitúa el conciliábulo de rabinos del que, según dice, habría surgido un plan de dominación mundial.

El buen soldado Švejk, Jaroslav Hašek

En la cervecería U Kalicha de Praga es posible sentarse a degustar una pinta junto a la figura de un soldado repantingado. El soldado es Josef Švejk, héroe bufo de la novela de Jaroslav Hašek, que arranca precisamente en esta taberna, cuando el protagonista es detenido por decir, al borde de la Primera Guerra Mundial, que sí, que habría conflagración.

A través de las aventuras de este «notorio imbécil», el autor describe la Europa de aquellos años con mirada satírica. La obra quedó inacabada debido a la muerte de Hašek en 1923 a causa de la tuberculosis, la misma enfermedad que acabó con Kafka.

La orgía de Praga, Philip Roth

La larga dominación soviética sobre Checoslovaquia ha dado a pie a numerosas obras con la Guerra Fría y el misterio del otro lado del Telón de Acero como escenario. En La orgía de Praga, novela corta de Phlip Roth publicada en 1985, un norteamericano viaja a la Praga comunista para desentrañar el misterio de un escritor yidis.

El protagonista no es otro que Nathan Zuckerman, alter ego de Roth que aparece en hasta nueve de sus libros. A partir de la visita a Praga, Zuckerman reflexiona sobre el papel de los artistas en regímenes totalitarios.

HHhH, Laurent Binet

Reinhard Heydrich, jefe de la Gestapo y temido reichsprotektor de Bohemia y Moravia, fue asesinado en 1942 por dos miembros de la resistencia que se descolgaron en paracaídas sobre Praga y acabaron acorralados por las SS en una ciudad controlada al milímetro por los nazis. La misión, no obstante, había sido cumplida.

El francés Laurent Binet ganó en 2010 el Premio Goncourt a la primera novela con este libro cuyo título hace referencia al lema Himmlers Hirn heisst Heydrich, «el cerebro de Himmler se llama Heydrich». Esta reconstrucción nos lleva de la Francia ocupada a Londres, Berlín y, por supuesto, Praga.

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