.
La chica que va al lado en el tren tiene un pie perfecto y pequeño en una sandalia enorme de plataforma de cáñamo y con cintas de esparto. Parece un pajarito sostenido por la manaza delicada de un labriego.
*
El sacerdote nos explica que durante dos semanas va a hacer la ruta del Éxodo por Tierra Santa. Qué ilusión le hace, qué alegría da verlo tan contento. Nos dice que no nos preocupemos (¡bien dicho!) porque un compañero vendrá a celebrar cada día. Lo de «compañero» me suena, a bote pronto, de pena. Hasta que caigo que viene del pan. La etimología acude a salvarme: nadie más compañero (de persona con quien se comparte el pan) que un sacerdote de otro. En rigor eucarístico, son comPañeros, del mismo modo que, en este caso, se escribe «etimoLogía», porque viene del Logos.
*
Hace un calor considerable, incluso en vespa. Pero pasa una cosa rara y deliciosa. De vez en cuando, atravieso una bolsa de aire fresco, salado, húmedo. La sensación es talmente la de cuando uno está entrando en el mar, y viene una ola alta y uno la recibe con todo el cuerpo a pie firme y le pasa por encima, y luego cae a su espalda, y vuelve a encontrarse con el agua por la cintura. Una, dos, tres, cuatro olas, me dedico a contarlas, agradecido. La vespa caracolea, casi surfeando. Mejor que si no hiciese tanto calor, estas sorpresas invisibles…
