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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Santo, santo, santo

Prefiero celebrar los santos a los cumpleaños por múltiples razones, aunque me encanta celebrarlo todo.

1) La onomástica tiene vocación de eternidad y los cumpleaños están bastante más amarrados al tiempo.

2) El cumpleaños te recuerda, con cierta insistencia ordinaria, la edad que tienes.

3) El día del santo es una fiesta más comunitaria, que se celebra con especial camaradería, con todos los tocayos.

4) Es una excusa estupenda para leer un santoral. Aunque está agotado, es extraordinario y va a reeditarse el de Carlos Pujol La casa de los santos.

5) El santo te propone un modelo a imitar mientras que el cumpleaños es algo que se consigue con dejar correr los días.

6) Si has tenido suerte con la elección, el nombre también evoca a tus mayores y una continuidad familiar que has de honrar.

7) Ser «cumpleañero» está muy bien; pero ser «santero» tiene todavía más gracia.

y 8) Por último, nombres se pueden tener más de uno, de manera que hay más onomásticas. Yo, sin ir más lejos, me llamo Enrique José Nicolás, y me encanta —ejem— ser felicitado hoy. Al menos, un tercio de felicitación, digo yo. En casa no se toman en serio mis exigencias de celebraciones, regalos y agasajos, pero los nombres que a uno le pusieron en su bautizo son sagrados.

Lo único que le falta a los santos son las velas.

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