X
Reseñas
literarias
Colectivo

Poesía de la luz

por:
Jesús Beades
Editorial
Valparaíso Ediciones
Año de Publicación
2022
Categorías
Sinopsis
Los poemas de esta antología presentan una mirada asombrada por el mundo. Ven lo de siempre, pero lo ven como nuevo, de un modo inédito, como si fuera la primera vez que ese algo o ese alguien fuera contemplado. Como Adán admiró la primera noche, como Eva la fragancia de las primeras flores. Descubren la belleza como algo que nos señala a una realidad más verdadera que aquella que la mirada de la rutina nos ofrece. Son como los pájaros, que cantan con las primeras luces del amanecer un día que es para ellos como el primero, como el único. Cantan y crean una canción que es sencilla y a la vez alegre, aun con frío, aun con lluvia, aun con viento, no digamos en primavera.
Colectivo

Poesía de la luz

Si usted va a una librería a echar un ojo a las novedades, y es de las raras personas que mira en la sección de poesía, puede que le llame la atención este volumen. Verá en la portada el dibujo a lápiz de un espejo en un marco repujado sobre el que se posa una mariposa azul y que da a un paisaje, como si de una ventana se tratase. Leerá su título: Poesía de la luz. Tal vez piense: «Mira, otra antología de poetas locales, seguro que son de Huelva, de la Costa de la Luz». O quizá «¡Anda! un libro de una secta; y eso de la luz al final del túnel es para invitar al suicidio con amabilidad…”.

Sin embargo, le damos la vuelta al volumen y leemos lo siguiente en la contracubierta (atención: cita larga):

«Los poemas de esta antología presentan una mirada asombrada por el mundo. Ven lo de siempre, pero lo ven como nuevo, de un modo inédito, como si fuera la primera vez que ese algo o ese alguien fuera contemplado. Como Adán admiró la primera noche, como Eva la fragancia de las primeras flores. Descubren la belleza como algo que nos señala a una realidad más verdadera que aquella que la mirada de la rutina nos ofrece. Son como los pájaros, que cantan con las primeras luces del amanecer un día que es para ellos como el primero, como el único. Cantan y crean una canción que es sencilla y a la vez alegre, aun con frío, aun con lluvia, aun con viento, no digamos en primavera.

En estas páginas encontraremos la mirada asombrada de poetas que escriben en lengua española bajo la luz de las realidades menudas o enormes de lo que les rodea, sean seres inertes como las estrellas, las montañas, los ríos, un simple vaso de agua; o vivos, tales como flores, árboles, animales grandes y pequeños, hombres y mujeres, niños… Si se mira bien se puede descubrir en todos ellos un algo encantador que abre al poeta la esperanza de una vida hermosa y verdadera».

Flipados

Después de leer estos dos párrafos, la extrañeza irá en aumento. «¿Qué clase de flipados ha hecho esto?», se preguntará con gesto suspicaz. Leerá que Pablo Ortiz y Fernando Arredondo, ambos profesores de Secundaria, están a cargo de esta publicación en Valparaíso Ediciones; comprobará que lleva prólogo y que lo que acaba de leer en la contra es un extracto de este.

En el texto se abunda en la idea, contraponiendo su búsqueda de luz con otras poéticas, como esa “poesía apesadumbrada por los desengaños de la vida, por la frustración del fracaso”. Verá también que las ilustraciones –no le falta un perejil al libro– son de Andrea Reyes de Prado. Y que el libro lleva una dedicatoria: «A nuestros padres / por darnos la vida», más una cita del Génesis: «Hágase la luz». Nada más y nada menos. Así que decide comprar el libro, aunque solo sea por afán coleccionista y el asombro que le produce que exista semejante publicación. «Esto tengo que tenerlo», se dice. Y hará bien.

Luz nutritiva

El libro hace de prisma que rompe la luz en infinitos colores. Sé que la frase es cursi, pero a la vez transmite muy bien la idea y servidor se debe a la idea aunque quede mal. Este libro es raro de narices, y bueno en tanto que raro, pero no solo. Es valioso, además de por su rareza, por la inusual calidad y variopinta selección de poesía que recopila y pone a nuestra disposición.

En realidad, una antología que no sea generacional o geográfica sino temática –incluso con un tema tan amplio y disperso– es más afín con la forma de leer poesía de casi todo el mundo. Pocos son los lectores, salvo los que escriben reseñas, que se lean un libro de poemas de principio a fin como una novela. Picoteamos aquí o allá. Leemos poemas en internet. Recitamos de memoria nuestros favoritos. La unidad de la poesía es el poema, no el verso ni el libro (salvo casos concretos de poemas-libro), así que al final estamos todo el tiempo antologando en nuestro fuero interno. Este libro sirve para este tipo de lectura nutritiva: se abre una página y se pica entre horas. Un poema salva un tramo del día, otro nos da luz también para la noche.

Luces largas

Se divide el libro en seis apartados: «Luz de natura», «luz interior», «luz de los ojos», «luz de lo cotidiano», «luz en la tormenta» y «luz del firmamento», sin indicarse en el índice el autor de cada poema, con lo que se incide en el hilo conductor más que en el aspecto antológico, nominal, de este proyecto. Los autores aparecen, de hecho, al servicio de estas diversas luces y, así, podemos encontrar un poema de Sánchez Rosillo en la página diez, otro en la veinticinco y otro en la cuarenta.

También los hay de Miguel d’Ors, del mexicano Joaquín Antonio Peñalosa, de Alejandro Martín Navarro, de Joaquín Moreno, y hasta poemas juveniles del accésit del Premio Jaime Gil de Biedma 2022. La nómina de poetas es un patio de luces. Quedan ustedes advertidos y recomendados. Solo queda abrir el libro y decir: ¡Hágase la luz!

También te puede interesar