–
En Inclinación de mi estrella el poema que más alegrías me ha dado ha sido «Alfilerito», que reza:
–
Entre tu vida y la mía
ya no cabe un alfiler.
Digo «mía» todavía
para dártela otra vez.
–
Otra alegría me ha dado. José Mateos me cuenta que se acordó de él de memoria, y no así como así, sino para recitárselo a su mujer en el día de su aniversario. Poca broma. Que un poema tuyo sirva para rezar o para amar es lo máximo que uno puede pedirle a la literatura. Pero con los poemas de amor tan estupendos que tiene José Mateos, que tire de uno mío, más sobre más.
–
Y no acaba ahí la gloria. Como nos explicaba tan bien el tal llorado Luis Suárez, la mala memoria es la gran correctora literaria popular. Me contó José Mateos que lo citó así:
–
Entre tu vida y la mía
ya no cabe un alfiler.
Digo «mía» por capricho:
para dártela otra vez.
–
Y ahora estoy hecho un mar de dudas. ¿Con qué versión me quedo? La mía tiene ese redoble de la rima consonante e interna que parece un gitano cogiéndose la punta de su chaqueta bailando por bulerías. Pero la asonancia pura de Mateos es mucho más honda, de flamenco bueno, además del gesto de chulería del capricho, mucho más fiel al espíritu.
–
Voy a preguntar ahora mismo en Twitter qué prefiere el respetable. Que nadie tenga reparo, por favor, en decirme que prefiere la mejora de José Mateos. Yo soy mucho de ir al rebufo de los amigos, del talento general, del instinto popular y de Luis Suárez. Lo importante es que para la 3ª edición de Verbigracia salga el alfiler más afilado.