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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Diana

He dudado un poco si poner esta entrada o no, por si yo quedaba demasiado bien. He pensado que pasar por vanidoso, si es por una buena causa, tampoco es tanta vanidad. Vayamos.

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En misa, una señora, cuando lo de la paz, se acerca siempre a mi banco, no importa lo lejos que estemos sentados, no a darme la mano, sino a ofrecerme gel hidroalcohólico. Ya sabe, me dice, que yo comulgo en la boca, pero aun así me lo ofrece. Yo, que no gasto gel de ése, se lo acepto encantado y pondero lo bien que huele, cada día.

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Hoy me ha confesado que parecerá loca, ofreciéndomelo siempre, pero que bueno, así era ella. Yo le he dicho: «No confundamos loca, con encantadora». Y esa tontería (que además es la pura verdad) le ha gustado mucho y de verdad. «Oh, qué piropo. Mis hijos jamás me dicen eso». Si un piropo es una flecha, como le gustaba recordar a Eugenio d’Ors, la mía, zzzzz…k, ha dado en el blanco, incluso para mi sorpresa.

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No lo cuento para que me imitéis, sino para que imitemos a mi señora del gel hidroalcohólico. Más importante que ser piropeador, ser piropeable. Seamos encantadores, aunque nos llamen locos. A ver si a base de cordura, vamos a acabar todos ariscos y malencarados (y con las manos menos desinfectadas).

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