Casual (Renacimiento, 2022), el último libro de poemas de José Luis García Martín, merecería una reseña, pero ahora mismo no las escribo en ningún sitio. Yo creo que es su libro de poemas (los he leído todos) que más me ha gustado, aunque para afirmar eso en una reseña tendría que repasarlos todos y compararlos. Como no voy a escribir nada, había colocado el libro en su sitio en la estantería con el agradecimiento silencioso del lector puro.
Hasta que esta tarde se ha puesto a llover primaveralmente en El Puerto y he recordado que el libro traía una serie de haikus lluviosos muy bonitas y, con esa causa, he vuelto al libro. Son éstos:
–
Cómo te odiaba
en las tardes de infancia,
amiga lluvia.
*
Déjame, lluvia,
que acaricie tu pelo
solo un instante.
*
La tarde y yo
paseando sin prisa
bajo la lluvia.
–
Si fuese una reseña, también tendría que hablar de algunos poemas religiosos auténticos, más allá —nunca mejor dicho— del juego literario, como «La oración de Qumrán». O de la buena factura flamenca de algunas coplas («A esta pena que tengo/ le tengo mucho cariño,/ que cuando tú me dejaste/ me la dejaste conmigo»; «Si nos perdemos juntos,/ no me pierdo yo/ sino el resto del mundo»).En cambio, en una reseña estaría fuera de lugar que yo me extrañase de las confluencias de tono y de temas que me he encontrado con él. No sabía que me había influido tanto: las ramas secas que arañan el cielo y el corazón, Dios, los muertos que nos acompañan, la muerte que nos coge de la mano, la luna («Alzo los ojos./ ¿Coqueteas conmigo,/ distante luna?»), la resurrección al fondo… Cosas todas, en fin, que es mejor que, para no pasar por pretencioso, el lector se guarde en silencio mientras pasea, con la tarde, bajo la lluvia.
