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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Arroz quemado

No es tan malo que te salga mal la paella para el almuerzo. Por compensar, uno recoge enseguida mucho mejor la cocina. Si el arroz salió magnífico, se incurre sin querer en la leyenda bohemia del artista genial y uno se despeina, se saca la camisa y deja el fregadero como el estudio de un pintor abstracto. Ayer la dejé como los chorros del oro, más o menos. Luego, mis hijos tomaron tres platos, apiadados del trance de su padre. «Está bueno», decían, y los buenos eran ellos. No se me había quemado, sino que había salido con socarrat, aseguraban sin socarronería. Su madre callaba y ya era suficiente bondad, por su parte. A ver si hay suerte y no me regala encima un recetario. Ya me lo voy a comprar yo, pero en secreto. Sólo al final se quejó un poco de cómo estaba la cocina, y pensé que, de haberme salido bueno, ¡ya hubiera visto! Aunque también pensé que tal vez entonces no me habría dicho nada del fregadero o lo habría hecho riéndose, orgullosa. He descubierto, pues, una relación directamente proporcional entre lo sabroso del arroz y el margen de tolerancia al caos. Haciendo las cuentas, tendría que estar muy contento porque todo ha salido mal para bien. Incluso la tristeza que se me ha quedado, que es sólo la quemazón en el amor propio, me sentará estupendamente.

 

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