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Qué leer antes de viajar a … Austria-Hungría

Atravesado por el Danubio, y coronado por grandes capitales de nuestra civilización como las bellísimas Praga, Viena y Budapest, desde la Tirol alpina hasta la región de Transilvania y desde la costa dálmata hasta las tierras de Galitzia—cuna de Joseph Roth—el territorio de la antigua monarquía austrohúngara es un lugar fascinante al que viajar. No obstante, tras los pasos de la presencia de los Habsburgo nos topamos con el espíritu de un pueblo marcado por la ruina. A la caída del Imperio le sucedió la intemperie, de la que todavía dan testimonio en Europa Central.

Y es que, si hay una palabra que caracteriza a la memoria de estas tierras, esa es la nostalgia, acaso el mayor sucedáneo del esplendor. Proponemos a nuestros lectores varias obras escritas en el corazón mismo de aquel mundo de ayer que llegaba a su fin; un ensayo histórico para comprender su descomposición y evolución posterior, y, por último, un maravilloso libro de viajes a lo largo del Danubio.

La Marcha Radetzky, de Joseph Roth

Publicada en 1932, narra la caída del imperio austrohúngaro a través de la historia del linaje de los Trotta, que se inaugura en la batalla de Solferino (1859) con una hazaña tal como salvar la vida del mismísimo emperador, y sobre todo su posterior «print the legend» fordiano. Especialmente recomendable la cuidada edición de Alba. Para quien quiera continuar la saga de los Trotta y ahondar en esa intemperie de la finis Austriae, merece la pena La Cripta de los Capuchinos. «Fue un apresurado acostumbrarse. […] Incluso empezábamos a amar nuestro desconsuelo como se ama a un enemigo fiel, y nos arropábamos en él».

El Estandarte, de Alexander Lernet-Holenia

Lernet-Holenia, vienés, amigo de Joseph Roth y Stefan Zweig y voluntario en la Primera Guerra Mundial, es el autor de esta celebrada novela, desarrollada principalmente en la Belgrado de finales de 1918. Podríamos decir de ella que es otra novela sobre el fin de la monarquía danubiana, pero para que tanta melancolía no ahuyente a los lectores, diremos de ella la verdad, que es una muy buena novela de aventuras. «Me miró un rato pensativo y luego dijo que yo era todavía muy joven, que no tenía que mirar las cosas así, el mundo no había terminado, tal vez empezaba ahora. Si podía serme útil en algo podía contar con él. Agradecí su gentileza».

El mundo de ayer, Stefan Zweig

Una de las obras más referenciadas de Zweig, publicada poco después de suicidarse, representa un documento histórico vivo esencial para conocer el humus de ruinas donde brotó la barbarie del nacionalismo y los totalitarismos del siglo XX, «una época de delirante éxtasis y libertino fraude, una mezcla única de impaciencia y fanatismo». Aparte del relato acerca de la seguridad, el bienestar y la fe ciega en la razón—en el que muchos se reconocerán, un siglo después—este retrato de un tiempo nos interpela para recordar que «cada hora de nuestros años [está] unida al destino del mundo», y que, como dice en una de sus novelas el escritor húngaro Sándor Márai, «uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más importantes».

Réquiem por un Imperio Difunto, de François Fejtö

 «Austria-Hungría no estalló; la hicieron estallar». Esta es la tesis del gran historiador húngaro. Se trata de un ensayo histórico idóneo para todo aquel que quiera comprender no solo la finis Austriae y las causas del estallido de la Primera Guerra Mundial, sino la propia historia de la dinastía de los Habsburgo y el proceso de «republicanización» de Centroeuropa. La edición de Encuentro cuenta, además, con un epílogo del autor y anexos del máximo interés. Entre otros, unos extractos del Congreso de las masonerías de 1917, que atestiguan su afán por destruir Austria-Hungría.

El Danubio, de Claudio Magris

En esta obra, escrita en los ochenta, recorremos junto a Magris la cuenca del Danubio desde sus discutidas fuentes (¿Donaueschingen, Furtwangen?) hasta el Mar Negro. Más allá de los episodios que uno pudiera exigirle a un libro así, como las estampas que recoge de Viena o las páginas esplendorosas que dedica al «seductor kitsch» de Budapest, se trata de un libro repleto de referencias de las que tomamos buena nota. Además, contiene intuiciones interesantísimas. «Si los héroes de las novelas libertinas son inteligencias maquiavélicas y juran amor eterno, mintiendo pero sabiendo que mienten, el héroe romantizante se miente incluso a sí mismo y arrastra a la ruina al objeto de su deseo, en nombre del propio placer, sin preocuparse por la otra persona y sus exigencias, pero persuadido, en cambio, de obedecer a una voz sublime».

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