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Las aventuras de Huckleberry Finn

Otro de los grandes. Para saber algo más de Twain: Genuino sabor americano aparte.

Por lo visto el pequeño Twain era un diablillo bastante insoportable, y como vivía a orillas del Mississippi sus travesuras tenían el riesgo añadido de acabar debajo de las aguas. En cierta ocasión lo rescataron de milagro, y todavía empapado lo llevaron con su madre, que es muy tranquila afirmó: «no hay peligro de que muera ahogado aquel que está destinado a la horca «. Aunque no lo parezca, la madre y el niño se adoraban.

Ese pequeño examen de realidad se llamaba Samuel Langhorne, y algo más tarde, cuando empezó a colaborar con los periódicos, decidió firmar como Mark Twain. Eligió el seudónimo entre la jerga de navegantes del Río, y no es extraño porque el escritor siempre estuvo ligado al Mississippi, no solo porque casi se lo bebió entero en su niñez, sino también por haberlo recorrido como piloto de un barco a vapor y, sobre todo, porque en sus orillas situó a los personajes que le convirtieron en fenómeno universal: Tom Sawyer, el negro Jim, y el magnífico Huckleberry.

Más misántropo que misógino

Las desventuras de este vagamundos son el bautizo de la literatura norteamericana, porque hasta entonces lo que se escribía en Boston y New York tenía más sabor de inglés colonial. Esta paternidad molesta entre la turba posmoderna que considera racista el libro Huckleberry Finn y la militancia confederada de su autor. Son los lacayos del poder, el mismo tipo de gente que despidió a Twain de su periódico cuando éste defendía los derechos de los chinos en Virginia City en contra de los poderosos de entonces.

Además, «A mi no me importa a que raza pertenece: si es blanco, negro o amarillo. Es un hombre y no puede haber nada peor.» O sea que conocía bastante bien la naturaleza humana como para establecer preferencias.

A pesar de su escepticismo religioso, y de su mala opinión sobre nuestra naturaleza, se convirtió en apasionado biógrafo de Juana de arco, y acabó celebrando que sus propias hijas se convirtieran al catolicismo, porque consideraba que esta religión era la única que podía consolarnos en el mundo. La vida no le trató bien, se arruinó varias veces y encadenadas tragedias le dejaron sin hijos. Marido enamoradísimo, al recibir, ya viudo, el doctorado en Oxford, solo pudo exclamar: «¡ y que no viva mi Olivia para presenciar este triunfo! «

Mark Twain nació en Missouri, en 1835.Creció en un puerto fluvial del Mississippi.

Fue aprendiz en una imprenta, piloto de barco de vapor, soldado confederado, minero en, maderero, periodista con conciencia, inventor, viajero incansable, editor sin fortuna, conferenciante… Consiguió a su esposa escribiéndole todos los días durante un año, hasta rendirla. Murió en Connecticut en 1910.

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