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Reseñas
literarias
Miguel Sanmartin Fenollera

De libros, padres e hijos

por:
José María Contreras
Editorial
Rialp
Año de Publicación
2022
Categorías
Sinopsis
Este libro ofrece una elaborada guía de lecturas para niños y adolescentes. Incluye grandes libros de todos los tiempos, y también otros que contribuyen a que el amor a la lectura no naufrague ante las primeras olas. Hay en el hadas y maravillas, disparates y fantasía épica, imaginación asombrosa y viejas leyendas sobre el coraje heroico. Hay relatos de viajes extraordinarios, y de lucha generosa por ideales grandes. Y hay también sitio para historias sobre el valor de la familia, la maduración y el amor y entrega a los demás.
Miguel Sanmartin Fenollera

De libros, padres e hijos

A lo tonto, llevamos ya bastante tiempo esperando el fin del papel a manos de lo digital. En un principio era cuestión de años, pero los años se convirtieron en lustros y estos van camino de convertirse en décadas. El tiempo pasa y el papel no muere. Boquea en el ámbito periodístico, cierto, pero no parece que en el editorial lo vaya a hacer en el corto plazo. No digo que sean buenos tiempos para los libros en papel, entre otras cosas porque los buenos tiempos nunca tienen lugar en el presente, pero malos del todo, agonizantes, no son.

De hecho, más que a una sustitución, a menudo asistimos a un diálogo en el que la influencia es mutua. Hay libros físicos que acaban ―quién se lo iba a decir― teniendo descendencia digital en forma de continuaciones, glosas, artículos… También hay casos en los que el orden se invierte: surge algo en la corriente de internet y, por tanto, por cuna y destino, perecedero; pero entonces se adensa, ahonda y logra una entidad tal, que alguien decide salvarlo y darle su casita de papel. Con De libros, padres e hijos de Miguel Sanmartín Fenollera estaríamos en el segundo caso: una labor de prescripción de literatura infantil en el ámbito de la blogosfera, que ahora, gracias a la editorial Rialp, cristaliza felizmente en libro.

El ensayo tiene una declarada intención práctica. En la cubierta se lee que estamos ante una «guía para convertir a niños y adolescentes en lectores entusiastas». Sin entrar en la dificultad de inculcar un entusiasmo, el subtítulo es paradójico porque el libro resulta de suma utilidad para alcanzar objetivos, en esencia, inútiles. Que el hábito lector contribuye en el rendimiento escolar parece claro; de que puede también mejorar aptitudes cada vez más escasas, como la concentración, no cabe duda. Sin embargo, Sanmartín, sin negar lo anterior, que bienvenido sea, insiste en que el fin primordial de la lectura de los buenos libros es otro. Se trata del cultivo del alma, de educar a los pequeños en el reconocimiento y el amor por el bien, la verdad y la belleza. Algo importante, trascendental, pero quizá no útil, ni falta que hace, que estamos criando personas, hijos de Dios, no herramientas.

Aunque el libro está dividido en seis capítulos, a mi modo de ver podemos distinguir dos partes. En la primera, la más breve, Sanmartín aboga por la literatura en los primeros años de vida. A las razones ya mencionadas, añade otras, como podría ser suscitar el fecundísimo asombro o el descubrimiento de las metáforas que pueblan la realidad, «de forma que las cosas ya nunca volverán a ser las mismas: permanecerán reencantadas para siempre en sus corazones». Por otra parte, en este primer bloque, el autor ofrece consejos para inculcar el hábito lector, ya que, si no deviene en costumbre, raro será que tengas tiempo de lectura en un mundo que parece conspirar para evitarlo. A pesar de que las recomendaciones se basan en la experiencia de Sanmartín con sus dos hijas, diría que son aplicables, con las naturales adaptaciones, a todos los casos.

La segunda parte se centra en recomendaciones específicas: primero por género (poesía, de hadas y duendes, de héroes, caballeros y dragones), después por edad (de dos a siete, de siete a doce, de trece en adelante). Hay una importante y justificada presencia de los clásicos, que por algo lo son; pero también ofrece algunas joyitas recientes y, en muchos casos, al menos para mí, ignoradas. Se me viene a la memoria, por ejemplo, El libro de las camas de Sylvia Plath, no hace mucho reeditado por Libros del Zorro Rojo con ilustraciones de Quetin Blake.

En definitiva, Miguel Sanmartín ha escrito un libro necesario y gozoso, un libro de libros, una necesaria guía para no perderse ni meter la pata en el apabullante mercado editorial. Con frecuencia sucede en la literatura infantil y juvenil que, aun con las mejores intenciones, se perpetran libros nefastos o inconvenientes. Sanmartín no se dedica a señalarlos, sobre todo porque sería un trabajo inacabable; lo que sí hace es brindar al menos un centenar de pasos seguros, contrastados y que, de un modo u otro, merecen la pena. Así pues, aunque en De libros, padres e hijos hay obras que faltan, no hay, en cambio, ninguna que sobre.

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