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Reseñas
literarias
Walter Miller

Cántico por Leibowitz

por:
Mario Crespo
Editorial
B de bolsillo
Año de Publicación
2016
Categorías
Sinopsis
Recuperación de un título agotado desde hace tiempo. Un clásico de la ciencia ficción, premio Hugo en 1961 a la mejor novela. Seiscientos años después del holocausto nuclear, la Orden Albertiana de Leibowitz atesora los vestigios de la antigua civilización para reconstruir el mundo tal como fue. Walter M. Miller, Jr. (1923-1996) es uno de los grandes de la ciencia ficción. La continuación de la presente novela, San Leibowitz y la mujer caballo salvaje, fue terminada por Terry Bisson.
Walter Miller

Cántico por Leibowitz

La idea seminal de esta novela nació en la mente del autor durante la Segunda Guerra Mundial, cuando sobrevolaba las humeantes ruinas de la Abadía de Monte Cassino, recién bombardeada en el contexto de la batalla por Roma, a bordo de un B-25. Origen de la Orden Benedictina, repositorio del saber occidental –en su biblioteca se guardaban y copiaban las obras de Cicerón, Horacio, Virgilio…- y símbolo civilizatorio, la visión de la abadía arrasada en lo alto de la colina debió causar una honda impresión en un joven soldado nacido en Florida, llamado Walter M. Miller.

Después de la contienda, Miller estudió ingeniería, se casó, se convirtió al catolicismo – aunque se pasaría la vida entrando y saliendo de la Iglesia, con bastantes dudas y contradicciones- y empezó a publicar relatos de ciencia ficción en revistas de entretenimiento. La única novela que público en vida –en realidad es la suma de tres novelas cortas tituladas Fiat homo, Fiat lux y Fiat voluntas tua– transcurre mucho más tarde, después de un holocausto nuclear o, en los términos de la novela, después de la Era de la Simplificación que arrasó la vida contemporánea.

En la primera parte, situada en el desierto de Utah en el siglo XXVI, una oscura orden monástica consagrada al culto de un científico llamado Isaac Edward Leibowitz se esfuerza por recuperar los retazos de la sabiduría occidental. La segunda se traslada al siglo XXXII, cuando la civilización ha resurgido de las tinieblas y varias florecientes ciudades-estado pugnan por el control político y religioso. La última historia, que avanza hasta el año 3781, narra las tensiones entre la Confederación Atlántica y la Coalición Asiática, en un mundo desarrollado, en el que los monjes de Leibowitz se enfrentan a la conquista y evangelización de otras galaxias.

No cuesta ver en la estructura de la trilogía un calco de la historia de Occidente: la primera corresponde a la Alta Edad Media, la segunda al Renacimiento y la última a la época actual. De forma más actual, la trilogía recuerda al famoso meme: “Hard times create strong men, strong men create good times, good times create weak men, weak men create hard times”. La primera parte, la mejor de las tres, se puede leer como un cántico a la tradición y a la continuidad, a quienes guardan el muro y a quienes copian manuscritos, a los soldados y monjes que hicieron la civilización.

Publicada en el umbral de los 60, la novela refleja plenamente las inquietudes de su tiempo: la paranoia nuclear, la transformación de las preocupaciones religiosas –de la ascética de posguerra al preconcilio-, el pacifismo, espiritualismo oriental… (Uno se imagina sin mucho esfuerzo a Don Draper leyéndola en la barra de un bar de Nueva York, con cara de concentración y de escepticismo).

Pero Miller llenó el texto de sus propias obsesiones, hasta convertirlo en algo mucho más desasosegante que las otras grandes novelas del género. Considerada por Niel Barron “la mejor novela de ciencia ficción del período moderno”, ganadora del Premio Hugo en 1961, acabó por caer en un cierto olvido, superada por otros relatos más cómodos, con más acción y más tecnología. Hoy conviene recuperarla y aproximarse a la historia de los devotos de Leibowitz con emoción y una pizca de reverencia; leerla como quien mira de reojo al abismo, sin pretender entenderla del todo.

Temática:
Ciencia ficción post-apocalíptica con trasfondo religioso
Te gustará si te gustó:
Dónde leerlo:
Sentado en las escaleras de una iglesia
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Mucho incienso
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