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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Cruz solitaria

El otro día caí en la cuenta —literalmente, porque eché la cuenta—. En el juego de las bolitas de piedra (que Leonor guarda como una reliquia de su padre, al que no sólo le gustaba el juego del solitario, sino que era capaz de hacerlo) atisbé una cruz, claro.

 

Pero es que además esa cruz tiene exactamente el número de piedras de los años que aún me gustaría vivir. Es todo muy cabalístico al estilo Dante. Me he apuntado a dividir los periodos de la vida en grupos de 7 años, como propuso Aristóteles. Y me parece que, a la vista de lo lento que soy y de lo tardío y de cuánto me distraigo, necesito doce periodos completos, o sea, 84 años, para ir dejando algunas cosas bien hechas. Así, podré despedirme con 85 con alegría: «adiós, gracias, adiós donaires».

 

Por supuesto, poniendo todos estos cálculos recreativos bajo instancia superior. Me recito los versos de Julio Martínez Mesanza: «En las manos de Dios está la vida./ Prepara siempre el último combate, / no importa que después sigas luchando. / […]/ En las manos de Dios está la vida./ Pídele la victoria solamente/ y el perdón de la sangre y de la audacia».

 

Así que la audacia (espero que perdonada) consiste en poner toda la sangre en asador durante los 33 años que me quedan, que son las piedras que tiene el solitario, cuyo juego consiste en ir quitándolas o comiéndoselas.  Los clásicos, como ya he contado varias veces, le ponían una piedra, blanca o negra, a cada día, según se hubiese dado. Yo haré lo propio con los años, pero las piedras serán, ya las veis, entreveradas, como no podrían ser de otro modo.

 

Me he puesto mi cruz, ya que no en el pecho, en algún perfil de la red social, y año tras año iré repitiendo las fotos con una piedra de menos. A ver si logro culminar mi solitario. Si no lo logro (en las manos de Dios…) tampoco pasa nada, que aquí hemos venido a jugar y lo importante es participar, etc.

 

Tener la cruz en la mesa del cuarto de estar me ayudará a estar medio vigilante siempre.

 

 

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