Hace 200 años que Fiodor Dostoievski llegó al mundo para convertirse en uno de los escritores más importantes de todos los tiempos. Su prolífica producción de obras ha servido de inspiración a cantidad de escritores posteriores y contemporáneos que, también, han conseguido alcanzar elevadas cotas de prestigio y admiración dentro del mundo literario. Desde su ópera magna Crimen y castigo y las fascinantes interpretaciones que pudo otorgar Borges hasta Memorias de subsuelo, la novela de Dostoievski que, para Nietzsche, su lectura resultó «un inevitable estímulo de conocimiento y enorme placer». Después de estas dos referencias es evidente que, como estos grandes de las letras, la cantidad de nombres propios que han caído rendidos a los encantos en forma de libros del precursor del existencialismo son de ineludible recordatorio.
Aprovechando la coincidencia de los dos siglos del nacimiento del gran escritor ruso (Moscú, 11 de noviembre de 1821) y en el año en el que se cumplieron 140 de su muerte (San Petersburgo, 9 de febrero de 1881), a continuación conmemoramos los imprescindibles de Dostoievski recomendados por grandes autores -y admiradores- de su estilo y forma de pensar:
Memorias del subsuelo
Esta novela vio la luz en 1864 y captó la atención del mismísimo Friedrich Nietzsche: “Excepto Stendhal, nadie me ha causado tanto placer y sorpresa: un psicólogo, con el que yo me entiendo”, escribió el filósofo en 1887 después de descubrir esta obra inicial del ruso, considerada clave para comprender novelas posteriores como Crimen y castigo y Los demonios.
Estructurada en dos partes, en la primera presenta un monólogo largo e intimista del protagonista; en la segunda, el “hombre del subsuelo” cuenta hechos de su vida que se relacionan con las reflexiones filosóficas del inicio.
Crimen y castigo
Para Jorge Luis Borges, la novela de Dostoieveski publicada en 1866 reconocida como una de sus obras cumbre junto con Los hermanos Karamazov, le reveló un mundo diferente y brutal. “En 1915, en Ginebra, leí con avidez Crimen y castigo, en la muy legible versión inglesa de Constance Garnett. Esa novela cuyos héroes son un asesino y una ramera me pareció no menos terrible que la guerra que nos cercaba”, escribió en el prólogo citado.
Cambiando de nombre aunque, bajo el mismo escenario, como dato interesante que no podemos dejar de citar, Jean- Paul Sartre expresó una vez terminada su lectura que esta obra significaría, para él, la percusión del existencialismo. Tras el estudio del libro, han suscitado grandes reflexionas metafísicas y también trascendentales por parte de este gran filósofo:
“Dostoievski escribió en una ocasión: ‘Si Dios no existiera, entonces todo estaría permitido’, y para el existencialismo ese es el punto del partida”, se lee en la obra de Sarte El existencialismo es un humanismo. Esta frase es la síntesis de las opiniones anticlericales de Iván Karamázov. En la interpretación de Sartre significa que si Dios no existe, entonces los humanos son responsables de todo, y no tienen opción de pedir perdón a instancias más altas.
Mucho antes de que apareciera el existencialismo, la literatura rusa buscaba las claves para entender al humano. Dostoievski colocó esa búsqueda por el sentido en el centro de su obra y trató de resolver el misterio de la responsabilidad, el yo y Dios en personajes como Raskólnikov, de Crimen y castigo, Stavrogin de Los demonios e Iván Karamázov en Los hermanos Karamázov.
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