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En tren siempre recuerdo aquel poema de José Luis de la Cuesta que lamenta que nunca, jamás, se sentó la chica mona en su asiento de al lado en el tren. A mí me suele pasar lo contrario. En el viaje de ida, volvía a Madrid una chica, delicadamente cansada, de la feria de Sevilla y yo leía silenciosamente a su lado. Pero en el viaje de vuelta estaba un señor y tampoco guapo, aunque bien, elegante. Antes de que me sentase, me dijo si yo era yo. Sí, dije, sin negarme. Resulta que quería haber ido a la charla en el IESE. Qué casualidad. Me compensó lo de la chica que no viajó esta vez a mi lado.
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En el bar había unas señoras (cinco) de unos setenta años, ensayando las coreografías que iban a bailar en la fiesta a la que iban. El ensayo era entusiasta.
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Me fije. Era guapa hasta bostezando. Que ya hay que serlo. Con la sorpesa y la admiración, lo puse en Twitter. Algunos interpretaron que era un poema conyugal, y me pareció extraordinariamente bien, porque yo todo lo veo con ojos conyugales. Y es mi amor por Leonor el que me permite ver con ojos muy limpios la belleza que me cruzo fugaz y bostezadoramente.
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Pasa varias veces una madre joven llevando de la mano a una niña de dos años. Al pasar a mi lado, le dice a la criatura: «Tú vas a estudiar para jueza». Me choca, en parte por una memoria inconsciente, ya que yo oposité dos años a judicatura (fructuosamente, pues allí en la celda me hice poeta del todo). Doy un ligero respingo. Me pregunto si la madre será jueza, y diría que no. ¿Por qué quiere que la niña se dedique a la magistratura?
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En casa, pongo un lavajillas con lo que traía de Madrid.
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Miro el correo. Qué maravilla esta carta. No sé cómo se les ha podido pasar por la cabeza, pero a mí se me ha quedado en el corazón. Este libro lo voy a leer con una atención doble.
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Camino al IES me vuelvo a quedar maravillado por cómo se entreveran, entre ambos Puertos, la tierra y el mar. Ríos, playas y salinas. Viniendo de Castilla, se ve todo más azul. No me extraña que el primer título de Marinero en tierra de Rafael Alberti fuese Mar y tierra.