–
La de veces que he celebrado que la literatura también nos libera de la degradante esclavitud de ser hijos de nuestro tiempo. Pero ahora he perdido el camino de vuelta. Más que liberación, es libertinaje. Estoy en pleno siglo XV, de arriba abajo y vuelta, de Jorge Marique a su tío Gómez y a su tío Santillana y tengo que escribir un artículo de actualidad y no doy con la puerta que me traiga de vuelta a nuestro siglo. Don Íñigo López de Mendoza no me suelta de su mano. Y así no hay manera.
–
Hasta que doy con el soneto del marqués que fizo quejándose de los daños d’este regno: «¿Hoy qué diré de ti, triste hemisferio?/ ¡Oh patria mía!». He vuelto de sopetón.