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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Todos calvos y calvas

 

Ni en cien años, Carmen Calvo. No le deseo su muerte con este epitafio, que quede claro. Quería mucho a mi perra Pukka y le perpetré un epitafio harto de que se nos escapase a matar las perdices del vecino. Los epitafios, como las cuotas del Ocaso, hay que encararlos cuando la vida esplende.

 

Resulta que un lector de mis artículos, el impagable Ramón Jiménez, al leer el de hoy, me ha pedido una colofona o, incluso, una epitafia. Y yo inmediatamente he pensado en usted. Ya sabe: a la Ocasión la pintan Calva. No hay ningún deseo subconsciente, lo prometo, ni creo en el poder performativo de mis alejandrinos. Si acaso le tomo un poco el pelo, pero ya sabe usted, ¡con lo que usted sabe!, que esto es una vieja tradición venerable y muy (con perdón) hispánica. Vamos:

 

 

EPITAFIA

 

Socialistas y sociolistos, no guardéis lutos

por mí: mi alma es feliz (sea réproba o salva).

¿Feliz porque ya no dixit anacolutos?

Qué va: porque inclusiva al fin soy Carmen Calva.

 

 

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