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De camino al trabajo, miro los charcos con nostalgia y, si no veo, a nadie, doy un volantazo por el gusto de salpicar, hasta que me asalta un haiku:
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Salta en los charcos
—feliz bajo el mal tiempo—
mi vieja infancia.
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Recuerdo entonces que hace unos días me preguntaron en Twitter qué leer sobre el haiku. Hay muchísimo. De teoría, Vicente Haya es de lo mejor que hay. La antología del haiku español El viejo estanque, que está en La Veleta es estupenda. Y para el haiku japonés, lo que prefiero, aunque en inglés, son los cuatro tomos de Blyth, uno por estación.
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Cumplida, por los pelos, mi promesa olvidada, sigo saltando en los charcos en la memoria.