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El día, que anoche se vaticinaba durísimo, empieza bien. Recibo, directamente llegado desde el 2005, el último libro de mi hermano Jaime, que fue el segundo, que se le quedó inédito, hasta que lo ha rescatado José Mateos en la editorial Canto y Cuento. Qué bien lo explica al comienzo de su prólogo. Me cambia el signo del día:
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Y por si no me hubiese quedado suficientemente claro, este poema:
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Lo llevaré todo el día de locos conmigo, y a cada intersticio leeré un poco. Un matiz ya me llama la atención desde la solapa. Como sabéis, el dato de nuestro nacimiento nos hace dar siempre muchas explicaciones, que siempre son pocas, porque siguen produciéndose confusiones. Vivíamos ya en el Puerto, pero mi madre iba a dar a luz a sus hijos a Murcia, al abrigo de su madre. Tras el feliz acontecimiento, volvíamos al Puerto. Podríamos solucionarlo obviando el dato y poniendo en nuestras solapas que somos del Puerto y a correr, pero nos parece traicionar la historia y a la familia materna. Murcia nos importa mucho. Lo curioso es que Jaime lo soluciona así: «J.G-M (Murcia, 1973) es del Puerto de Santa María)» y yo así: «E. G-M. (Murcia, pero el Puerto de Santa María, 1969)». Ahora caigo en que mi hermano es más afirmativo y yo, en efecto, más adversativo, Me parece que el gesto nos retrata, aunque yo a partir de ahora voy a afinar más y, en vez de «pero», voy a poner «mas»: «Murcia, mas Puerto de Santa María». Por mi manifiesto, y por ser más sumativo.