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Reseñas
literarias
Giorgia Meloni

Yo soy Giorgia

por:
Esperanza Ruiz
Editorial
Homo Legens
Año de Publicación
2023
Categorías
Sinopsis
Giorgia Meloni habla por primera vez, y sin tapujos, de sí misma. De sus raíces, su infancia y su relación con su madre Anna, su hermana Arianna, sus abuelos María y Gianni, y el dolor de la ausencia del padre; de su pasión visceral por la política, que desde «su» Garbatella la llevó primero al Gobierno de la Nación como ministra, después a la cúpula de Fratelli d'Italia y de los Conservadores Europeos; de la alegría de ser madre de la pequeña Ginevra y de su historia de amor con Andrea; de sus sueños y del futuro que imagina para Italia y Europa. «Giorgia Meloni aborda los grandes temas de la contemporaneidad, desde los servicios sociales a la inmigración o la geopolítica. Explica su postura sin términos grandilocuentes, llevando al lector por las calles de su barrio, por el pasillo de su hogar, por los recuerdos de su activismo o por las emociones de su maternidad. Sus principios inquebrantables, su entrega y su sentido del deber son un seguro para los italianos y un ejemplo para los españoles. Ella es Giorgia. Una mujer, una madre, una italiana, una cristiana; una política que ya ha hecho historia. Merece la pena atreverse a conocerla».
Giorgia Meloni

Yo soy Giorgia

El 19 de julio de 1992, Paolo Borsellino, magistrado que llevaba a cabo los procesos judiciales contra la Cosa Nostra, es asesinado por la mafia siciliana en plena via d’Amelio, en Palermo. Pocos días después, una joven menuda y rubia, de quince años de edad y, según cuenta la leyenda urbana –desmentida entre risas por la protagonista–, ataviada con un chándal rosa, llama a la puerta de la sección del Frente de la Juventud del barrio romano de Garbatella para inscribirse. Procedente de una familia sin filiación política, elige por puro instinto.

El 19 de octubre de 2019, en la Plaza de san Giovanni, la líder de Fratelli d’Italia, Giorgia Meloni, flanqueada por Berlusconi (Forza Italia) y Salvini (Lega) acababa así su intervención en la manifestación contra el segundo Gobierno de Conte: «Soy Giorgia. Soy una mujer, una madre, soy italiana, soy cristiana».

Dos DJ de Milán, MEM & J, al igual que ocurrió con la performance de El violador eres tú y a modo de sátira, crearon un remix del vídeo del discurso de san Giovanni. La viralización fue inmediata y Meloni, transformada en exponente pop, conseguía la amplificación de sus ideas en discotecas y redes sociales.

En septiembre de 2022 Fratelli d’Italia se alza con la victoria en los comicios y Giorgia Meloni se convierte en la primera mujer presidente del Consejo de Ministros del país transalpino.

Yo soy Giorgia salió a la venta originalmente en 2021 y no se trata de una autobiografía, sería absurdo escribirla nel mezzo del cammin, a los 44 años. Tampoco de un «manual de resistencia» aunque como título hubiera tenido cierto sentido por el tesón y la tenacidad que se muestran en una vida de militancia, convicciones y resultados electorales desalentadores. Pero es mejor evitar las reminiscencias de delirios narcisistas que éste pudiera evocar.

Especialmente castigada, tanto ella como su formación, por la difamación y la cancelación, la político italiana pretende «contar quien soy realmente, sin mentiras ni filtros. Quiero que quienes decidan votarme, apoyarme, creer en mí en el futuro, lo hagan conscientemente, conociéndome como lo que soy».

Me preguntaba al leer el libro si estaban bien calculados los riesgos de la exposición pública de ciertas «debilidades» e intimidades. Explica Óscar Cerezal en una estupenda reseña para La Iberia que su publicación tuvo buen impacto en el ascenso de Fratelli d´Italia. La jefe de Gobierno de Italia desgrana una infancia marcada por un padre ausente, la herida que este hecho causa en su familia y en su carácter, los episodios de acoso escolar que sufrió por su aspecto físico, cómo conoció al padre de su hija y, de un modo particularmente extenso, su visión sobre la maternidad. Paralelamente, narra su trayectoria política desde la adolescencia hasta que logra llevar a Fratelli d’Italia, el partido que preside, a las puertas de la jefatura del Gobierno.

Señala además Cerezal, con gran acierto, que la derecha italiana no es homologable al significado que nosotros le damos a ese espacio político.

Por ello, es conveniente que el lector español esté familiarizado con la evolución del Movimiento Social Italiano, partido del que históricamente procede Meloni, antes de leer el libro. El MSI estuvo presidido durante muchos años por Giorgio Almirante, quien fue amigo personal de Blas Piñar.

El nombre de la formación procede de la última denominación del régimen fascista: República Social Italiana (tras el golpe del conde Ciano). En su fundación, por tanto, el MSI es fascista (como Fuerza Nueva se declaraba franquista). El fascismo está prohibido en Italia por lo que usaban circunloquios pero, por ejemplo, Alessandra  Mussolini, nieta del Duce, militaba en el MSI. Cuando llega Gianfranco Fini al MSI comienza un cambio de nombres y contenidos. Funda Alianza Nacional  (en enero de 1995, en Fiuggi) y se produce una evolución a los valores tradicionales (familia, catolicismo sociológico, nacionalismo…). Las bases mantendrían todavía un discurso post fascista.

Poco a poco, Fini –un tipo culto y hábil– da el cambiazo a los «misinos» (así se llamaba a los seguidores del MSI): OTAN, Unión Europea, posición pro-israelí, coalición con Berlusconi…

Meloni entra en el Frente de la Juventud, las juventudes de Alianza Nacional, que posteriormente transitaría el mismo camino y se refundaría en Acción Juvenil. Giorgia Meloni es heredera ideológica de Gianfranco Fini, no de Mussolini.

No hay nada en su discurso que sea fascista, de facto se trata de un partido «de orden». Ella misma explica en Yo soy Giorgia que su «ideología» conservadora está inspirada, nada menos, que en el «peligrosísimo» sir Roger Scruton.

Atreju, el evento político juvenil de la derecha italiana que tiene lugar en Roma, encuentra motivación, año sí y año también, en El Señor de los Anillos. La propia Meloni dice estar muy influenciada por la obra del católico Tolkien. Años atrás, antes del cambió que decidió luchar contra la Nada que avanza, el programa ya se llamaba Campo Hobbit.

No va el lector a obtener un tratado de filosofía política ni una entelequia difícil de digerir. Santiago Abascal, líder de Vox, prologa Yo soy Giorgia señalando con tino la clave del libro: «Meloni aborda los grandes temas de nuestro tiempo, desde los nuevos retos de la economía a la inmigración, de los servicios sociales a la gran geopolítica. Y para explicar su postura, no recurre a etiquetas incomprensibles ni a términos grandilocuentes, sino que lleva al lector por las calles de su barrio, por el pasillo de su hogar familiar, por los recuerdos de su activismo político juvenil o por las emociones de su maternidad».

En efecto, podrían ir la web de Fratelli d’Italia y descargar su programa político, pero en este libro, Meloni, con un texto de muy fácil y amena lectura, al tiempo que detalla sus pasos por la vida y la política, explica sus convicciones y decisiones como mandatario, sin esquivar temas como el racismo, el productivismo, el cristianismo, la ideología de género o la crisis del COVID. Especialmente, su discurso acerca de la inmigración, el aborto o el soberanismo (ma non troppo, Meloni no deja de ser europeísta) sorprenderá a quienes llevan años tragando la leyenda negra sobre la ambición rubia.

De una manera sencilla, además, podremos entender el carajal de los gobiernos Frankenstein de Conte, la ruptura de Fratelli con Berlusconi, la formación del gobierno del Movimiento 5 Estrellas con el Partido Demócrata o la opinión que le merece Draghi, así como la pintoresca vida política italiana de los últimos 30 años.

Giorgia Meloni ha hecho historia. Ha sabido aprovechar el nicho electoral descubierto por Fini: la orfandad de los electores al descomponerse  Democracia Cristiana, salpicada por mil escándalos, y el apoyo de gente común, patriota, la ha llevado a presidir el Consejo de Ministros de Italia. Pero no sólo. Si bien la política italiana es puro gatopardismo, no podemos perder de vista que algo se mueve, también, en el resto del mundo. Si no, ahí tienen los buenos resultados de Vox el pasado 28M, a quienes Meloni considera «partido prácticamente gemelo de Fratelli d’Italia», o el 5% que permitiría entrar en el parlamento griego al Movimiento Patriótico Democrático-Victoria.

Parece que ha llegado la hora del ¡Defiende, Conserva, Reza! pasoliniano.