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Reseñas
literarias
Antonio Rivero Taravillo

Un hogar en el libro

por:
Jesús Beades
Editorial
Newcastle Ediciones
Año de Publicación
2022
Categorías
Sinopsis
Existen no pocos libros sobre librerías, valga la redundancia. Casi todos, nimbados por cierta aura de romanticismo y desde el enfoque de establecimientos pequeños, independientes. El autor de este libro, sin embargo, trenza su historia personal con la creación, auge y decadencia de la que fue la más importante librería del sur de España, perteneciente a uno de los dos grandes grupos editoriales que se reparten el grueso del mercado, la cual dirigió a lo largo de más de un lustro. Hay aquí una aguda mirada desde dentro al sector, a su evolución, a los conflictos en las corporaciones, a los egos de nombres encumbrados y las vidas y milagros de algunos letraheridos. También, una nutrida galería de poetas, novelistas y editores. He aquí, sobre todo, un canto a la literatura y a los libros por alguien que los conoce como la palma de su mano y cuando es necesario se atreve a decir lo que otros callan.
Antonio Rivero Taravillo

Un hogar en el libro

¿Qué interés tiene un libro de memorias, que sólo comprende unos pocos años, de un antiguo director de la Casa del Libro de Sevilla? Dependerá de dos factores, como toda prosa biográfica o diarística: la calidad de su escritura o el interés de los hechos narrados. En el mejor de los casos, ambos. Aunque no nos gustase el estilo conciso, epigramático y a veces críptico de Ernst Jünger (al que algunos nos volvimos adictos), sus Radiaciones (vol. 1 y 2) seguirían siendo de interés solo por el momento histórico y la relevancia de los personajes que aparecen, en el París ocupado durante la II Guerra Mundial. En sentido contrario, el Diario íntimo de César González-Ruano, en el que detalla las pequeñas rutinas de su café y sus artículos, nos resulta delicioso por su estilo. Su prosa convierte en significativos los diminutos hechos del día. Estos son los dos extremos del interés y podríamos añadir muchos ejemplos a cada lado. ¿Cuál será el de este nuevo libro de Rivero Taravillo?

Prosa con prisa

En ese eje de coordenadas –me acuerdo ahora del comienzo de El Club de los poetas muertos– me parece que pesa más lo primero, la relevancia o interés de los hechos que se narran y no tanto su estilo. No porque esté mal escrito, pero no es el tipo de diarismo poético, a veces divagatorio, de un García Martín o un Trapiello, sino una prosa funcional, bien organizada y compendiosa; lo cual tiene gran mérito y se agradece como lector. Las digresiones son pocas, pertinentes casi todas, y el hilo se retoma con facilidad.

No obstante, incurre a veces en gracietas que recuerdan a su admirado Cabrera Infante, y alusiones que no vienen a cuento –off topic, por seguir su querencia anglófila– que son propias, más que de un carácter disperso, de una mente con múltiples intereses que ve concomitancias y confluencias por doquier. He de decir que, sin embargo, me han parecido menores estas digresiones y meandros que en otros libros del mismo autor. Quizá porque hay prisa en su prosa (perdón por el retruécano) debido al necesario ejercicio de resumen de los hechos, con tantos nombres y datos en tan poco espacio. El resultado de esta compresión estilística nos produce una sensación de densidad vital, de gran cantidad de vivencias en muy poco tiempo. Y esta sensación se traduce en una llamada a la acción, a vivir más y dormitar menos, a dejar de pasar el dedo por la pantallita del móvil y en su lugar leer libros, conocer a gente, escribir, vivir. Esta es la gran virtud del libro, las ganas de vivir que transmite, entendiendo los libros como una extensión de la vida.

Salseo literario

Por supuesto, muchos compradores del libro vendrán atraídos por el cotilleo. «El papel cuché de la Literatura», dijo alguien de las puñaladas trapiellas y las cizañas de Martín. Y hay algo de ello en este libro. Los años iniciales de Casa del Libro en Sevilla están cuajados de anécdotas de escritores, en que unos quedan bien y otros mal, y las cenas de empresa de Planeta, o Lara, de toda esa gran red empresarial, son terreno abonado para el chisme y los retratos caricaturescos de celebridades literarias. Hay mucho anecdotario en el libro, y nos enseña el cuarto trasero de la Literatura, los pormenores de ventas, promociones, de la relación de las editoriales con el autor y con los canales de distribución. Porque también el mundo de las librerías sevillanas es radiografiado al detalle –exactas las estampas sobre la cadena Beta y Doña Maricruz– y se aprende mucho de cómo funciona el negocio. El que sepa algo del mundo editorial disfrutará comprobando las rutinas de una gran librería de tres plantas (cinco, en realidad) en el día a día de una ciudad como Sevilla.

Ajustes de cuentas

He de decir que algún retrato del libro, como el del peculiar Pepe Cala, me ha resultado descorazonador por su realismo sin gota de piedad. También alguna otra escena o descripción de personas –con implacable adjetivación– parece un ajuste de cuentas largamente aplazado, y puede resultar sorprendente para un lector ajeno a la polémica concreta o que no conozca a los protagonistas. A veces se transgrede la norma de «se dice el pecado pero no el pecador», siendo esto lo más incómodo de la lectura. En realidad, el libro entero es un ajuste de cuentas con una época de su vida, con muchas personas y con su salida de la empresa. Y en esta contabilidad personal nace una valiosa literatura memorística, muy interesante para el lector.

Por suerte, el salseo no es lo más abundante del libro, y hay también muchas aportaciones de contenido literario, como la relación detallada de las publicaciones del autor y sus logros durante esos años. Algunos podrían verlo como autobombo, pero no es sino una forma de mirar la propia vida en perspectiva y afirmar, como Neruda: Confieso que he vivido.