El nombre de Hideo Yokoyama no significa mucho, ni siquiera para el apasionado de la novela policiaca, porque hasta el momento las obras de este prolífico escritor japonés resultaban inaccesibles. Seis Cuatro, que contiene todos los ingredientes de un buen suspense, es una de las mejores aproximaciones a su literatura y la que más fama cosechó en el país nipón: vendió un millón de ejemplares en una semana y recibió el premio a la novela negra del año, éxito que replicó en distintos países europeos a medida que se traducía.
Al interés de la trama se añade, para nosotros, el atractivo de lo exótico puesto que en su narración se desmenuzan muchas costumbres orientales. El protagonista es Mikami, un misterioso policía que, tras pasar por diversas divisiones, ejerce como jefe de prensa en la comisaría de una prefectura. Yokoyama sobresale a la hora de dejar las cosas en suspenso, en las omisiones, y en ir desvelando poco a poco, paulatinamente, las dimensiones de la trama. Como ocurre con los buenos puzles, es únicamente al final cuando parece que las piezas realmente encajan.
La hija de Mikami lleva una temporada desaparecida y tanto él como su mujer confían en que se haya marchado de casa por un arrebato adolescente. La chica sufre, como muchas jóvenes, una falta de autoestima enfermiza. Al tiempo que tiene que bregar con la situación y sacar adelante un matrimonio que parece estar en crisis, Mikami se enfrenta a problemas en su trabajo, puesto que la prensa quiere transparencia en las investigaciones y la policía se siente en el deber de mantener la confidencialidad.
El libro transmite tensión, dibujando una atmósfera a punto de estallar puesto que, a todo ello, se suma la reapertura de un caso, el 64, que no se había resuelto y en el que trabajaron tanto Mikami como su esposa, que más tarde se retiró del cuerpo. Shoko Amamiya, una niña de siete años, fue secuestrada; tras pagar el rescate, al final apareció asesinada. El lector se da cuenta desde un primer momento de que había algo turbio en la forma en que se gestionó la participación de la policía. Mikami, sin que nadie se lo pida, asumirá la misión de desvelar una supuesta irregularidad que se cometió durante las investigaciones.
La novela avanza a buen ritmo y mezclando varios relatos en el principal. Por ejemplo, Yokoyama subraya la discordia y rivalidad entre los diferentes departamentos policiales, así como la pugna entre las ambiciones personales y la lealtad, por ejemplo, al cuerpo y los amigos. Pero lo más inquietante para el lector son todo un conjunto de aparentes evidencias que, al desarrollarse el argumento, caen como un castillo de naipes.
64 adquiere mucha intensidad dramática debido especialmente a la aparente coincidencia entre el caso en el que Mikami participó y la situación familiar en la que se encuentra. Por otro lado, el protagonista está apartado de la investigación y su labor es algo burocrática, por lo que cualquier intento por descubrir la verdad de lo sucedido en el caso de la niña asesinada debe sortear inconvenientes externos, pero también las zancadillas en el propio seno de la policía.
Una novela trepidante que descubre a un autor a tener en cuenta. Tal vez lo que más cueste a un lector occidental sea acordarse de los nombres de los personajes y diferenciarlos porque en ocasiones la grafía es muy parecida. Pero es un obstáculo superable, no cabe duda.
«Aparte de lo adictivo de su lectura, enseña muchas cosas sobre Japón, su policía y su sociedad, y es lisa y llanamente una de las mejores novelas negras que he leído en mi vida.»
«Su tono, su planteamiento narrativo y su estilose apartanmucho decasi todo lo que se publica... Vale la pena esperarhastael giro final.»
«Totalmente adictiva... Por su manera de hacernos vivir la corrupción, pero también el heroísmo,de la policía japonesa, y por su sentido lírico, Yokoyama parece destinado a convertirse en el James Ellroy de Tokio.»
«El clásico argumento del policía bueno que destapa corruptelas se convierte bruscamente en una de las historias de venganza más notables de la novela policíaca moderna.»
«La trama sería absorbente en cualquier idioma... No es solo una novela sobre los mecanismos de la policía, sino una guía de Japón... Últimamente se habla mucho de darse atracones de series. Aquí se puede uno dar un atracón de lectura.»