Confieso que me gustaría conocer en algún momento el ambiente que retrata Xita Rubert en su libro. Esa intelectualidad despreocupada, superficial y frívola, carente de preocupaciones mundanas. Porque, como bien retrata la autora en las líneas de esta corta novela, debajo subyace en realidad lo realmente exprimible de la vida. ¿Y por qué no? Porque hay veces en las que no te apetece pensar y ese ambiente consigue poner tu mente en barbecho.
También confieso que me gustaría haber publicado mi primera novela a los 26 años, como ella, ser licenciada en Filosofía y Literatura y estar cursando un doctorado en la misma materia, también con 26 años.
Finalmente confieso que creo que nunca tendré el suficiente tiempo de conseguir alguna de esas hazañas, por no decir ambas. Pero me encantaría.
Lo cierto es que Xita Rubert, más allá de lo admirable de su historia personal y méritos académicos, propone una novela ambigua, con mensajes encriptados que parecen responder más a reflexiones personales y a inquietudes autobiográficas que al propio relato de una historia que, aparentemente, no tiene mucha trascendencia.
La autora profundiza entre escena y escena en cuestiones como la pérdida de la inocencia y la tristeza que se esconde entre tanto artificio y trivialidad, pero, sobre todo, en mi opinión, en cómo el velo sutil de la cultura y el mundo intelectual pueden esconder las preguntas más sustanciales de la vida.
Además, Xita, a través de un personaje clave, también aborda el tema de la enfermedad mental y de las relaciones entre hijas y padres, que pueden aflorar o los sentimientos más delicados y hermosos de la vida o la perversión de algo tan bello como la paternidad o la admiración de los hijos por los padres.
Es suficiente pasar unos días con los Kopp, en el marco de una entrega de premios culturales en el norte de España, para descubrir lo solo que puede sentirse alguien en un ambiente figurado, incluso rodeado de su propia familia. La soledad no es una cuestión física, es un sentimiento que aflora cuando el alma de las personas no se siente querida.