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Reseñas
literarias
Michael Ward

El Planeta Narnia

por:
Jesús Beades
Editorial
CEU Ediciones
Año de Publicación
2022
Categorías
Sinopsis
Todos los que hayan disfrutado con Las crónicas de Narnia y que estén interesados en cualquier aspecto de la obra imaginativa de Lewis deberían leer el libro de Michael Ward. Defiende de forma convincente una estructura interna en las Crónicas que no se ha reconocido hasta ahora y ofrece una excelente explicación de por qué Lewis podría haber trabajado de forma tan misteriosa para llevar a cabo esa maravilla
Michael Ward

El Planeta Narnia

Amigos, esto es café para muy cafeteros. No esperen un libro para iniciarse en la obra de C.S. Lewis, entre otras cosas porque lo mejor para iniciarse en la obra de un autor es el propio autor. Nada de George Steiner ni de Harold Bloom, ni siquiera de Borges; al Infierno hemos de descender solos (bueno, de la mano de Virgilio). Este libro de Michael Ward es para amantes de la obra de Lewis, en especial de sus libros de ficción fantástica. O, como se ha venido en llamar, «teología-ficción».

Lo primero que llama la atención es que Ward habla mal de Lewis. Hace una rápida visita a algunos testimonios de amigos y conocidos para sustentar la idea de que Lewis era, o al menos podía ser, “secretista”. Cuando publicó su biografía-testamento espiritual, Surprised by Joy, hubo quien mordazmente la rebautizó como “Suppressed by Jack” (Jack es el nombre con el que se hacía llamar Lewis desde la infancia). Todo ello para hacer plausible la idea de que hay una tesis oculta en Las Crónicas de Narnia, y de qué él la ha descubierto.

Del León al Alien

A Michael Ward, desde luego, no se le puede poner un pero en cuanto a conocimiento de la obra de Lewis. Parece saberlo todo, exhaustivamente, de su obra académica, apologética y de ficción. Su tesis se despliega como un mapa de carreteras, convenientemente señalizado y marcado en cada pequeño detalle necesario para transitar sin perderse por este mundo de fantasía. Su método es ordenado y siempre el mismo: de cada concepto que analiza, señala primero su presencia en la obra académica de Lewis, luego en su poesía –tan desconocida en España–, después en la trilogía de Ransom (Lejos del planeta silencioso, Perelandra, y Esa horrible fuerza), y por último en Narnia. Según este largo ensayo, con quilates de tesis doctoral (que lo es), todo lo que que interesa al joven poeta se desarrolla en el profesor concienzudo, y toma forma de mito o alegoría –Tolkien y él discutieron mucho si una cosa o la otra– en sus historias de otros planetas o de mundos de fantasía. Desde este punto de vista es innegable la unidad de la obra lewisiana, en cuanto que vemos sus obsesiones, imágenes e ideas recurrentes, atravesando el tiempo y el papel a lo largo de una vida. Unas veces como un león, el hermoso Aslan que es imagen de Cristo; otras como un planeta que «desciende» a la tierra a bendecir a la silenciosa humanidad.

Sinfonía de planetas

Como no es una novela de intriga, podemos desvelar su tesis: consiste en analizar los siete libros de Las Crónicas como un planetario. No con nuestros nueve planetas –ocho, durante años, y otra vez nueve– , sino con los siete planetas de la cosmología medieval, que incluyen el Sol y la Luna. Antes de hacerlo, pasa rápida revista a las interpretaciones de otros autores. No deja de sorprender que un autor tan claro como es Lewis en sus ensayos, tan divulgativo, haya dado lugar a semejante rosario de interpretaciones de su obra, casi todas de orden teológico.

En una entrevista en El Debate, explica Ward por qué sigue teniendo éxito esta saga de ficción aparentemente infantil: «Creo que el genio de Lewis es que logró unir muchos hilos juntos: el cuento de hadas simple, su inmenso conocimiento literario y mitológico, la alegoría cristiana y el esquema planetario». El cuento de hadas proviene, por supuesto, de su infancia, pero también de las lecturas de Chesterton y especialmente de George McDonald. Su conocimiento literario, histórico, de su labor como profesor en Oxford y luego en Cambridge; la alegoría cristiana del afán apologético tras su conversión a la Fe. ¿Y el esquema planetario? Sostiene Ward que procede de imágenes muy arraigadas en la mente del joven Lewis, ya presentes en su poesía más temprana, que se van enriqueciendo y volviendo más complejas por el estudio de la literatura medieval. En este amplio período de la Historia, la astrología tenía un valor simbólico, pues dibujaba el mundo y la posición del Hombre en él con un equilibrio y un sentido universal –el amor es pondus, el peso del Universo, según San Agustín–, en que encajaban, o al menos, convivían, la mitología grecolatina con la fe cristiana. Cuando Ward dice que el espíritu de Júpiter desciende sobre la Tierra en la última entrega de la trilogía de Ransom, y que está presente en el carácter y acciones de Aslan, el redentor de Narnia, está diciendo que no solo hay una alegoría cristiana (Aslan es Cristo, Júpiter es como un poder celestial, etc.), sino que todas esas fuerzas cósmicas confluyen en el mismo centro de realidad. Júpiter no existe menos, sino más, con el Advenimiento de Cristo. Es un símbolo suyo, y un rey cósmico. El poder subyugante y fértil de Venus no es derrocado, sino ensalzado, con la Revelación. Hay mejor sexo, no peor, con la cercanía de Dios.

Procede Ward, con ese modo sistemático y abarrotado de notas –por una vez agradezco que no estén al pie, pues constituyen una quinta parte del texto–, a argumentar por qué cada planeta corresponde a cada uno de los libros de la saga. A veces, he de confesar, a un humilde lector fervoroso de Lewis, pero no teólogo, ciertos vínculos le pueden parecer un tanto traídos por los pelos. Otras veces levantamos la mirada de la página con leve expresión boquiabierta y musitando un “claaaro…”. Desde luego, envidiamos la labor de alguien que ha podido dedicarle años, horas y horas al día, a un estudio tan profundo del mundo de C. S. Lewis. Dan ganas de releer la saga completa, ahora con las gafas de Ward, que ven como con rayos-X.

¿Qué dicen del libro?

Walter Hooper, asesor literario de los bienes de C.S. Lewis

«No puedo contener mi admiración. Ningún otro libro sobre Lewis ha demostrado un conocimiento tan amplio de su obra ni una percepción tan profunda. Este libro hará famoso el nombre de Ward».

Alan Jacobs, Catedrático de Inglés, Wheaton College, y autor de The Narnian: The Life and Imagination of C. S. Lewis

«Cuando Michael Ward dice haber descubierto la clave imaginativa secreta de los libros de Narnia el lector sensato responde erigiendo un castillo de escepticismo. Este castillo se iba desmoronando poco a poco, hasta desaparecer, según leía este libro que conduce a la reflexión y que está vívidamente escrito. Si Ward se equivoca, su error es convincente: ilumina y deleita. Pero no creo que esté equivocado. Y al revelar el papel de los planetas en las Crónicas, Ward también proporciona una comprensión global de la profundidad con la que Lewis bebió de los autores medievales y renacentistas que tanto le gustaban».

Derek Brewer, Catedrático Emérito de Inglés, Universidad de Cambridge

«Todos los que hayan disfrutado con Las crónicas de Narnia y que estén interesados en cualquier aspecto de la obra imaginativa de Lewis deberían leer el libro de Michael Ward. Defiende de forma convincente una estructura interna en las Crónicas que no se ha reconocido hasta ahora y ofrece una excelente explicación de por qué Lewis podría haber trabajado de forma tan misteriosa para llevar a cabo esa maravilla. Ward demuestra un conocimiento enciclopédico de los escritos de Lewis y lo utiliza para apoyar su teoría de que cada uno de los siete volúmenes de Las crónicas de Narnia se basa en la mitografía clásica, medieval y renacentista de uno de los entonces siete planetas. Incluso aquellos críticos que detestan los libros de Narnia por principio, debido a su cristianismo implícito, han de tener en cuenta su estructura planetaria y su importancia. Michael Ward ha realizado una contribución sobresaliente a los estudios sobre Lewis».