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Reseñas
literarias
Juan Arana

La conciencia inexplicada

por:
José María Contreras
Editorial
Biblioteca Nueva Editorial
Año de Publicación
2015
Categorías
Sinopsis
El naturalismo espera explicar todos los aspectos y dimensiones de la vida mental con los métodos y conceptos de las ciencias naturales. Sin embargo, el fenómeno de la conciencia constituye hasta el momento un desafío inabordable. Este libro examina todos los aspectos del problema y llega a la conclusión de que los rasgos más característicos de la conciencia desbordan los límites intrínsecos de la explicación naturalista y probablemente los de cualquier otro tipo de explicación.
Juan Arana

La conciencia inexplicada

Juan Arana es uno de los filósofos actuales más interesantes en lengua española. Su lista de publicaciones es apabullante, hechura de su curiosidad y su inteligencia. Ha analizado figuras como Jorge Luis Borges o antologado al siempre desafiante Nicolás Gómez Dávila; también es autor del reciente Teología para incrédulos, publicado por la BAC en 2020. Sin embargo, la viga principal de su obra une la filosofía con la ciencia, ámbito en el que destaca Los sótanos del universo (Biblioteca Nueva, 2012). En el mismo campo, y como resultado de una línea de investigación que le acompaña desde hace años, el libro de hoy: La conciencia inexplicada, publicado en 2015, también en Biblioteca Nueva.
El título es bastante descriptivo, lo que se agradece, más aún cuando la obra gira en torno a un tema movedizo y hasta cierto punto inasible. Como corresponde a un estudio de estas características, lo primero sería definir qué es exactamente eso que, en este caso y según sostiene el autor, se resiste a ser explicado. Así, Arana define la conciencia como la “dimensión autotransparente de la vida psíquica, en virtud de la cual el sujeto pensante se convierte en espectador activo de sí mismo”. Esto es, la conciencia como ese algo que está en la base de nuestro pensamiento, nos vuelve espectadores de nosotros mismos y nos constituye “frente al mundo como sujetos de conocimiento y volición”.
Así formulado pasaría por una sutileza filosófica, uno de esos ovillos con los que se entretienen en los departamentos de las facultades para seguir sin hacer nada de provecho. Pero no es el caso. El enigma en torno a la conciencia es uno de los asuntos más candentes y con más implicaciones en el medio plazo, sobre todo por el perfeccionamiento de la Inteligencia Artificial.
Al menos desde que el hombre piensa al hombre, se ha visto una peculiaridad en nuestra forma de percibir y procesar el mundo, un algo misterioso en la sede de la que parte cualquiera de los pensamientos que nos iluminan la realidad. Para esclarecer esa oscuridad primera, la oposición se estableció entre nosotros y los animales, al fin y al cabo la única comparativa posible hasta no hace mucho. Según Descartes, la razón humana actúa de una manera universal y, dado que no necesita de especificaciones de antemano, “puede servir en todas las coyunturas”. Nuestros parientes del reino animal, sin embargo, no pueden responder sino a tenor de una disposición previa; por decirlo de otra manera, no pueden más que ceñirse a su programación. Serían, por ende, máquinas.
Y más o menos el asunto, para perplejidad de los amantes de los gatos, estaba resuelto. Entonces llegaron los robots y hubo que empezar otra vez. Y si bien, al menos de primeras, los ordenadores y demás entrarían dentro de la definición de “máquina” que hace Descartes, el crecimiento asombroso de la robótica, así como sus envalentonadas promesas, han obligado a la filosofía a volver sobre sus pasos. Ha llegado, pues, la hora de desempolvar varias preguntas: primero, ¿qué nos hace humanos?; segundo, ¿puede una máquina alcanzar dicha humanidad?; y tercero, ¿cuándo y, sobre todo, cómo?
En semejante tesitura se vuelve imprescindible el libro de Juan Arana, tanto por rebatir muchas ideas apresuradas y espejismos que circulan, como para encuadrar el quid de la cuestión. El reciente aluvión de publicaciones y titulares en torno al cerebro ha generalizado una falsa sensación de dominio sobre los procesos mentales. Así pues, La conciencia inexplicada, por su penetración y honradez intelectual, se ha instituido ya como referencia ineludible para sopesar lo que sabemos, lo que ignoramos y lo que tal vez nunca lleguemos a averiguar. Y todo ello resulta, más aún a través del magisterio de Arana, igualmente fascinante.

Temática
Ensayo sobre la conciencia y su relación, si la hubiera, con el cerebro y la mente
Te gustará si:
Crees que pensar está bien, pero que pensar el pensamiento es aún mejor
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