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Reseñas
literarias
Alberto Álvarez Calero

John Dowland: La música inglesa en tiempos de melancolía

por:
Jesús Beades
Editorial
Forcola Ediciones
Año de Publicación
2022
Categorías
Sinopsis
John Dowland (1563-1626) es uno de los compositores británicos más brillantes del Renacimiento, uno de los mejores creadores de canciones de todos los tiempos incluyendo a Henry Purcell, y uno de los artistas más destacados durante el reinado de Isabel I de Inglaterra. Entre su producción artística es inestimable su voluminoso corpus de canciones así como su excelsa colección de obras para laúd, de tal manera que brilla con luz propia entre sus coetáneos, entre los que se encuentran compositores y laudistas de la importancia de William Byrd, Josquin des Près, Jacob Obrecht, Adrian Willaert, Adrian Le Roy, Alfonso Ferrabosco el Joven, Thomas Campion o Luca Marenzio.
Alberto Álvarez Calero

John Dowland: La música inglesa en tiempos de melancolía

Vivimos una época dorada para la Música Antigua. Ya la denominación es ingenua, como la de «Edad Contemporánea» (pensaban los historiadores que con ellos acababa la Historia) o la de «Edad Media», que despacha en dos sílabas nada menos que mil años de humanidad. Dice mucho de nuestra visión de la Historia de la Música que todo lo anterior al barroco sea «antiguo». El establecimiento de la música tonal, la monodía acompañada y por fin la ópera parece que hubieran refundado la música como concepto, de un modo parecido al de San Gregorio Magno cuando unificó el Canto Mayor en la liturgia romana.

Sin embargo, ¿cuántos de nosotros no hemos sido tocados alguna vez en el pecho por una música renacentista, hasta el punto de hacernos dudar de si nos emocionaba de un modo más íntimo que la Pasión según San Mateo de Bach? Seguiré diciendo toda mi vida que el genio de Eisenach es el músico más grande de la Historia, pero… cuando escucho el Oficio de Sábado Santo de Gesualdo, o un aire de Dowland al laúd, puedo sentir que aquello está más cerca de mi pobre corazón contemporáneo. Se derriten los estilos barroco, clásico y romántico y queda al descubierto la palpitante humanidad que añora no sabe bien el qué, entre líquidas imágenes de muros de piedra, puentes de madera, terciopelos verdes y libros de horas iluminados, en un remoto país llamado Melancolía. Leemos en el prólogo de María del Ser que «a Dowland se le pueden aplicar las palabras que Stefan Zweig utilizó para referirse a Paul Verlaine: ‘un llanto silencioso’». Añadiría: y también dulce.

Éxtasis en ayunas

Las cartas sobre la mesa. Mi interés por este volumen del profesor Álvarez Calero se debe, por un lado, a la figura de Dowland, tan novelesca; por otro a la época de la que se trata, tan interesante; pero principalmente porque el autor me dio clases de Historia de la Música en la Universidad y le debo uno de los más importantes encuentros de mi vida. Llegaba yo tarde a clase a primera hora una mañana invernal –legañas y frío de la moto–, cuando me senté en el aula y, amodorrado por el calor humano, me dispuse a escuchar una de las audiciones ilustrativas del libro. Lo que allí ocurrió no se lo puedo contar, amigo lector, pues solo lo sabe Dios. Sí le diré que a los pocos segundos crucé con el profesor una mirada de pasmo inerme, que me la devolvió como diciendo: «Sí, ya lo sé». Hasta entonces, ninguna música –ni Iron Maiden ni Debussy– me había producido aquel efecto. Luego me comentó el profe que todos los años le pasa con algún alumno. Por supuesto, hay que aplicarle a esta experiencia el coeficiente reductor de estar en ayunas y con un «café bebido».

Santa Teresa de Jesús recomendaba comer un huevo frito a sus novicias, cuando le venían diciendo que habían vivido un éxtasis místico. A veces es solo un mareo. Pese a ello, no puedo reducir a un simple incidente gástrico mi experiencia de Gesualdo, que no ha dejado de crecer. «Algo divino», que diría Bécquer, había allí dentro. Así que, al abrir este libro sobre Dowland escrito por el profesor Álvarez Calero, voy tras las huellas de una época, sí, pero también de un acontecimiento fundacional dentro de mí.

Una de espías

Pero los libros se hacen con palabras, no con música (salvo los de poesía, en que las palabras son música), y esta biografía hará las delicias de cualquier aspirante a novelista histórico. La película que se podría hacer sobre el personaje y su época sería fastuosa, llena de intrigas palaciegas, odio religioso y político y ambiciones cortesanas. Dowland es un católico en tierra de protestantes, y la corte inglesa oscilaba según las épocas entre una mayor tolerancia hacia los papistas o la persecución cruenta.

La aspiración de Dowland era ser laudista de la corte inglesa, objetivo frustrado una y otra vez durante años, y para el cual tuvo que cuidarse mucho de verse envuelto en complots contra la reina e intentos de boicot al poder anglicano que tenían su epicentro en Roma y satélites en las demás capitales católicas. Es muy interesante, a este respecto, su estancia en Roma o su período profesional en Dinamarca y el modo en que logra regresar a Inglaterra. En medio de estos peligrosos lances, vamos viendo cómo evoluciona su producción musical, desde el célebre The First Booke of Songes or Ayres.

Y, de tanto en tanto, la fluida y entusiasta prosa de Álvarez Calero nos invita más y más al novelismo histórico. Sobre todo aquí: «quién sabe si en Ferrara pudo conocer John Dowland al madrigalista Carlo Gesualdo, príncipe de Venosa, que residía allí tras casarse unos meses antes en segundas nupcias con Leonora d’Este, sobrina del pujante duque Alfonso II. Con esta nueva etapa, Gesualdo conseguía rehacerse en parte de su turbio pasado, que le perseguía desde que, cuatro años antes, asesinó cruelmente a su primera esposa y a su amante. Este suceso conmovió a la sociedad italiana. Cuando Dowland llegó a Ferrara, Gesualdo acababa de publicar su segundo libro de Madrigales(…)». No me digan que no es el comienzo de una fascinante ficción histórica. ¿Se imaginan a Gesualdo, el genial aristócrata, condenado por su tío abuelo el Papa por doble asesinato, aleccionando a Dowland sobre el vacilante catolicismo de este?

Este libro tiene, por tanto, una múltiple lectura. Como información histórica de una época, como biografía de un compositor que nos interesa, como búsqueda del rastro poético de esa melancolía o como pista de despegue de la imaginación novelesca; una lectura, habría que decir, a varias voces.

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