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Reseñas
literarias
Walter Tevis

Gambito de dama

por:
Aurora Rice
Editorial
Alfaguara
Año de Publicación
2021
Categorías
Sinopsis
Desde su primera publicación en 1983, esta novela se convirtió en un libro de culto para ajedrecistas en particular y amantes de la gran novela americana en general. Un secreto que de repente explotó a finales de 2020 con el estreno de la serie basada en esta historia, conquistando en tiempo récord al mundo entero. Beth Harmon, la protagonista, es ya un icono en la mente de los millones de fans de Gambito de dama: huérfana, solitaria, politoxicómana, competitiva, frágil, genial. Una Mozart del ajedrez cuya inteligencia le brinda tantos éxitos como problemas. Esta novela, adictiva, trepidante, y con una tensión que no decae en cada partida, en cada viaje, en cada momento de abandono de la protagonista, que siempre oscila entre el éxito y el abismo, se quedará en el corazón de los lectores. Y les servirá además como introducción al mundo del ajedrez, que, como Beth Harmon, parece tranquilo y accesible, pero contiene debajo todo un volcán de pasiones y peligros.  
Walter Tevis

Gambito de dama

Walter Tevis es el autor de dos novelas que dieron lugar a sendas películas clásicas sobre el mundo del billar: El buscavidas y El color del dinero. También escribió El hombre que cayó a la tierra, historia de ciencia ficción protagonizada en su versión cinematográfica por David Bowie. En el caso de Gambito de dama, a nadie se le ocurrió hacer la película; tal vez no le vieran futuro a la historia de una niña sola, en un orfanato desde los ocho años, con un talento muy especial… fórmula infalible en infinidad de casos que se le están ocurriendo ahora mismo al lector. Por fin, en 2020, Scott Frank (director también de Godless) dirige la miniserie Gambito de dama, con gran éxito de público y crítica, y cuyo tráiler resume así el tema: Cuando para ganar tienes que darlo todo, ¿qué te queda? Por eso vuelve a estar de actualidad aquella novela fechada en 1983, y ambientada en las décadas centrales del siglo veinte.

Algún lector estará pensando: el mundo del billar me es totalmente ajeno; la última película de extraterrestres que vi fue E.T., en mi más tierna infancia (o la de mis hijos); no sé jugar al ajedrez (bueno, sé cómo se mueven las piezas). Salgamos de nuestra zona de confort. Nada humano me es ajeno, ningún hombre es una isla, no preguntes por quién dobla la campana. Pero no hace falta demasiado arrojo para acometer Gambito de dama, como no hace falta para otras novelas sobre ajedrez (El tablero de Flandes, por ejemplo), o sobre otros mundos desconocidos, sean los que sean. Porque el tema de fondo no es el ajedrez, sino ese talento extraordinario, junto con el impulso ganador que tienen solamente los grandes campeones; y, en la otra cara de la moneda, la tendencia a las adicciones.

Lo esencial es, naturalmente, la trayectoria ganadora de Beth Harmon. Simpática no es, pero su historia engancha. El personaje llega a irritar (cómo se nota la falta de una familia, una vez más), precisamente porque Gambito de dama es una novela bien escrita, con unos personajes bien dibujados (la protagonista y también los secundarios) y un argumento sólido. El lector se siente fascinado por el funcionamiento de la mente de Beth, viendo cómo ella, desde el primer instante en que observa a una persona que juega sola al ajedrez, entiende intuitivamente las fuerzas que se despliegan sobre el tablero (las ve, literalmente); más adelante, cómo gana cuando sabe que va a ganar, es decir, cuando no admite la posibilidad contraria; y el daño que, por otro lado, le hacen sus adicciones. Además de su grandísimo talento, Beth Harmon posee el don imprescindible de los campeones: la necesidad de ganar. El común de los mortales sólo podemos experimentar ese impulso, ese killer instinct, a través de otros, ya sean reales o literarios, y por eso nos atraen sin remedio.

La novela tiene otro aspecto que reconforta en estos tiempos de victimismos: Beth observa, extrañada, que llama la atención no tanto por su talento, sino por el hecho de ser la única mujer que destaca en ajedrez: la llaman de revistas femeninas para hacerle preguntas anodinas que no acaba de entender. En ningún momento se plantea la necesidad de demostrar nada. No se le ocurre que sus oponentes sean todos varones: son, simplemente, el enemigo a batir. No hay en ella atisbo de feminismo; no rompe lanzas por nadie. El tablero es el campo de batalla donde necesita imperiosamente ganar por ella misma: esa es su única lucha, junto con el lastre de sus adicciones.

Y adictiva es la novela. Dice de ella el Scotsman: No la empieces si quieres dormir esta noche. El Financial Times la coloca en el podio junto con La defensa de Nabokov y Novela de ajedrez de Zweig. ¿Qué más recomendación hace falta?

Temática:
El tablero de la vida
Te gustará sí:
El ajedrez es tu pasatiempo favorito
Dónde leerlo:
En una sala de juegos
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