Hace ahora cien años, la sociedad española vivió un trauma salvaje que fue el Desastre de Annual. Vinieron luego otras crisis y otros traumas, y en particular la guerra de 1936, de tal modo que los episodios anteriores quedaron oscurecidos u olvidados, y así pocos españoles sabrían decir hoy que ocurrió allí, en Annual, en el verano de 1921. Pero basta poner las cifras sobre la mesa para calibrar lo que significó aquello: once mil quinientos muertos en apenas tres semanas de batalla, cautiverio, tortura y asesinatos en masa. De todas esas víctimas, alrededor de 9.000 eran españoles; los otros 2.500, marroquíes que servían bajo nuestra bandera. Ahora el periodista Alfonso Basallo recupera esa tragedia y lo hace desde un punto de vista extraordinariamente vivo: las memorias del abuelo del propio autor, el sargento Francisco Basallo, que combatió en Annual, cayó allí preso y, en su cautiverio, se entregó a la tarea de cuidar a los otros presos. Una historia simplemente impresionante.
Pongámonos en contexto: la llamada “Guerra de Marruecos”, que no fue una guerra de España contra el reino de Marruecos, sino contra las cabilas o tribus bereberes del Rif, los pueblos locales de la zona que España administraba como Protectorado. Los rifeños no aceptaban bien ni la soberanía del sultán marroquí ni, aún menos, la hegemonía española. En general, la política española consistió en comprar la sumisión de las cabilas, pero el procedimiento no siempre era fiable. A finales de la década de 1910, un poderoso sentimiento nacionalista unió a las tradicionalmente enfrentadas cabilas bereberes. Su principal líder se llamaba Abd el-Krim y era un ex funcionario colonial formado en la Universidad de Salamanca. El mensaje nacionalista de Abd el-Krim cambió el paisaje: las cabilas dejaban de ser bandas locales enfrentadas por viejas rencillas y se convertían en una fuerza compacta. El mando español permaneció ciego al cambio. Eso condujo al desastre.
Al principio del verano de 1921, el comandante militar de la zona, el general Silvestre, guiado por informaciones falsas, creyó haber comprado la voluntad de una de las cabilas y ordenó un despliegue general desde Melilla hacia el oeste. El tal despliegue constaba de una serie de pequeños puntos fortificados poco guarnecidos y peor abastecidos, una red más policial que militar. Las cabilas supuestamente sumisas mostraron entonces su verdadero rostro y atacaron a los españoles. Silvestre se vio ante una insurrección general que se extendió incluso a los abundantes soldados marroquíes que formaban en las filas españolas. Las tropas que sobrevivieron marcharon a refugiarse al campamento de Annual, pero enseguida los rifeños, en ingente número, cercaron el sitio.
Silvestre vacila y el resultado es el peor posible: una retirada caótica y en desorden que deja a los fugitivos a merced de las balas rifeñas. Es el 22 de julio. Los insurrectos, mientras tanto, matan a diestro y siniestro. Algunas unidades, como el regimiento Alcántara de Caballería, logran proteger la retirada, pero a costa de un sacrificio inmenso. Una parte importante de la tropa fugitiva se hace fuerte en Monte Arruit, pero, desasistida, el 9 de agosto recibe autorización para rendirse. Pactan los términos con el enemigo y entregan las armas a cambio de sus vidas. Los rifeños no respetarán el pacto y entrarán a degüello. El mismo proceso se repetirá en otros lugares. La carnicería será brutal. Sólo unos pocos centenares de cautivos sobrevivirán; no por clemencia, sino porque los rifeños se proponían utilizarlos como moneda de cambio.
En ese paisaje aparece nuestro sargento, un cordobés de 28 años apresado en el campamento de Dar Quebdani y al que le espera año y medio de cautiverio. Durante ese periodo, bajo unas condiciones atroces, el sargento Basallo se convierte en un auténtico héroe por su entrega y dedicación. Alfonso Basallo se mete en la piel de su abuelo para contar en primera persona todo lo que allí ocurrió. El resultado es una narración sencillamente imprescindible. El autor cuenta la peripecia de su abuelo (y, hasta donde sabemos, es la primera vez que este episodio se narra desde la perspectiva de los presos), pero, además, investiga cómo pudo suceder aquello, las circunstancias políticas y militares del desastre, todo ello trufado de historias humanas que, en este caso, son estrictamente reales. Una joya, en fin.