X
Reseñas
literarias
Joseph Frank

Dostoievski: El escritor en su tiempo

por:
Jesús Beades
Editorial
Rialp
Año de Publicación
Categorías
Sinopsis
La biografía de Dostoievski en cinco volúmenes de Joseph Frank es ampliamente reconocida como la más definitiva, y una de las mejores biografías literarias del último medio siglo. Ahora, el monumental trabajo de 2500 páginas de Frank ha sido hábilmente resumido y condensado en este único volumen de fácil lectura con un nuevo prefacio del autor. Preservando cuidadosamente el aclamado estilo narrativo de la obra original y la combinación de biografía, historia intelectual y crítica literaria, Dostoievski: un escritor en su tiempo ilumina las obras del escritor desde su primera novela, Pobres gentes, hasta Crimen y castigo y Los hermanos Karamazov, situándolos en su contexto personal, histórico y sobre todo ideológico.
Joseph Frank

Dostoievski: El escritor en su tiempo

Imagínense: cuando el servidor de ustedes llevaba cientos de páginas leyendo esta densa –y apasionante– biografía, ¿cuál no sería mi sorpresa al descubrir que estas más de mil páginas eran la versión «corta»? ¡La versión corta! Sucede que Joseph Frank le dedicó su carrera al estudio de la vida y obra de Dostoievski, y su trabajo se extiende a lo largo de cinco volúmenes, unas dos mil quinientas páginas en total que abarcan infancia, adolescencia, juventud, madurez y ocaso.

En ese momento respiré aliviado y me dije «solo mil páginas» (en realidad, son mil setenta y nueve), «esto está chupado». La verdad es que supone toda una experiencia abandonar por un tiempo el formato breve, el relámpago del tuit, la impresión volátil de un haiku, la fugacidad de un titular de prensa, la matutina indignación de un artículo de prensa–sin duda inolvidable y ya olvidado–, el suspiro efímero de un poema en Instagram o el consumo recreativo de una novelita resultona, para emprender en cambio un viaje de duración indefinida con multitud de paradas, rodeos, atajos y demoras.

En el fondo, todo gran libro es una Odisea y una Divina Comedia. No estamos acostumbrados a dedicarle tanto tiempo y atención a una sola materia, y menos si es la vida de un escritor ruso de hace dos siglos, salvo que seamos muy devotos, de los de tener un retrato suyo enmarcado en el salón. ¿Merecerán la pena, entonces, las muchas horas dedicadas a ello?

«Merecer la pena… ¿Qué pena?»

Protestaba Antonio Gala a Jesús Quintero en una entrevista por la expresión «merecer la pena». La pregunta iba por la vida dedicada a escribir. «¿Merece la pena?» Y Gala se enfurecía y decía «¿Qué pena? Yo no tengo ninguna pena».

Pero es que meterse a leer un tocho semejante, en principio, parece solo para estudiantes de filología rusa, o para quien dedique su tesis a Dostoievski o a algún otro escritor de la época. Tal vez para un historiador de la Rusia decimonónica. Sin embargo, se edita este volumen con la idea de que el gran público acceda al cogollo de la investigación de Frank, condensando lo más importante, y que esto resulte ameno. Y, contra todo pronóstico, resulta que lo hace, aunque primero tengamos que regular nuestro ritmo vital –yo tardé unas cien páginas– y no tener prisa.

Mi experiencia ha sido la de tener pereza de retomar la lectura (lo cual ya la diferencia del típico novelón que engancha) pero que, en cuanto lo hacía, lamentaba no tener más tiempo esa tarde o ese fin de semana para dedicarme a no hacer otra cosa que leer. Te hace añorar otro tipo de vida, sin las urgencias de las notificaciones, sin el hormigueo que llaman FOMO (Fear of Missing Out, miedo de perderse algo), con otro estado mental y otras prioridades.

Convendrán conmigo que esta añoranza no tiene nada de pena. Más bien de revulsivo, de llamada de atención hacia la lenta belleza, hacia el sosiego, el estudio y la contemplación. Es, además de esas lecturas que te hacen sentir inteligente y culto, como lo hace la peli Midnight in Paris de Woody Allen, por la de referencias culturales que aprendemos, y que cuelgan de las que ya conocemos previamente. La sensación de comprender lo que el autor nos explica es señal de la pericia divulgativa de Frank y algo muy difícil de encontrar en un sesudo texto universitario. «Más que una biografía en el sentido habitual, se trata de una historia cultural de la Rusia del siglo XIX», leemos en la contracubierta. En este sentido, recuerda al celebrado libro Limónov, de Emanuel Carrere, que sirve de repaso –eso sí, mucho más breve– a la historia política de la U.R.S.S.

Dostoievski en el microscopio

Cada momento de la vida de Fiódor Mijailóvich Dostoievski se analiza desde varias perspectivas, o en diferentes estratos de la realidad: psicológica, histórica, social, literariamente. Y, por supuesto, en su dimensión espiritual. Sobre el ambiente de su hogar en la infancia, leemos: «(…) no cabe duda de que el niño dotado y perspicaz se daría cuenta de las tensiones subyacentes a la rutina de sus primeros años, y que aprendió a sentirla como acosada por antagonismos ocultos, como sujeta a fluctuaciones extremas entre la intimidad y el retraimiento» (p.42).

Es un ejemplo del tipo de conjetura psicológica que ejercita Frank de tanto en cuanto, y en la que no sabemos hasta qué punto se está procediendo a la inversa. Es decir: proyectando un modo de ver el drama de la vida extraído de las novelas de Dostoievski, e interpretando así los sucesos de su peripecia biográfica. Desde luego, nadie mejor para hacerlo que Frank, con el extenso conocimiento que posee; pero, por otro lado, el lector ha de saber distinguir –y me parece que en el libro se pueden distinguir con facilidad– los aspectos más sólidos o incontrovertibles, que son los históricos o literarios, de aquellos más interpretables, como la moral y la psicología.

Por ejemplo, la trabazón de conocimiento concreto, geográfico, con el literario, da lugar a jugosas conexiones filológicas: «El campo en torno a Darovoe estaba atravesado por numerosos barrancos que servían de guarida a serpientes y lobos errantes. Su madre advertía a los niños que debían evitarlos, pero eso no impedía a Fiódor sumergirse en el cercano bosque de abedules (llamado ‘bosque de Fedya’ por la familia) con un delicioso escalofrío de miedo. Confió sus sensaciones en un pasaje de la versión original de Pobres gentes, posteriormente eliminado». (p.45). La obra está jalonada de multitud de momentos así, que nos deslumbran por su exhaustividad y detalle.

La edición

Las notas a pie de página son normalmente escuetas, referencias bibliográficas y breves aclaraciones, pero cuando exceden este límite no resultan pesadas o disruptivas; antes al contrario, siguen iluminando aspectos en que la vida y la obra del autor se alimentan mutuamente: «Dostoievski encontró que la manera del folletinista se adaptaba a él como un guante, y nunca se le encuentra más tarde, incluso cuando presumiblemente expone ideas, escribiendo algo que pueda considerarse prosa expositiva ordinaria. Su postura es siempre personal e íntima; sus argumentos no se exponen por medio de la persuasión lógica, sino esbozando tipos de personajes, dramatizando actitudes, narrando experiencias y observaciones. Aunque nunca lo abandona del todo, sustituye el tono caprichoso del folletinista de la década de 1840 por el del obrero social serio y a veces colérico» (p.147).

La obra está estructurada en cinco partes, correspondientes a los respectivos libros que «resume»: «Las semillas de la revuelta, 1821-1849»; «Los años del calvario, 1850-1859»; «El revuelo de la liberación, 1860-1865»; «Los años milagrosos, 1865-1871»; y «El manto del profeta, 1871-1881». El tomo es, pese a su extensión, manejable y flexible en su apertura, si son ustedes de llevar tochos en el metro o el autobús. Personalmente, les recomiendo un buen cojín, una mesa de camilla, un fuego de chimenea y algún perro a los pies. Si no poseen una dacha a las afueras de Moscú, siempre pueden alquilar una casa rural para alejarse del mundo y sumergirse en el apasionante ídem de este gran autor.

También te puede interesar