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Reseñas
literarias
Stefan Zweig

Diarios

por:
José María Carabante
Editorial
Acantilado
Año de Publicación
2021
Categorías
Sinopsis
Los diarios de Stefan Zweig comprenden cerca de treinta años de la vida del escritor, y por su espontaneidad son un documento irremplazable, además de un gran contrapunto a su autobiografía El mundo de ayer. Las páginas de este volumen, a menudo dictadas por la urgencia del momento pero tan lúcidas como sus textos más elaborados, nos descubren el día a día del escritor en Viena, París, Zúrich o Berna donde cultivó la amistad de otros intelectuales, como Émile Verhaeren, Romain Rolland y Rainer Maria Rilke, o la fascinación que le produjeron dos ciudades americanas como Nueva York y Río de Janeiro. Pero también nos revelan el íntimo horror que supuso para Zweig la Gran Guerra y, dos décadas después, la deriva totalitaria y antisemita del continente y el ascenso del nazismo, que lo empujaron a buscar desesperadamente un refugio lejos del descorazonador hundimiento de Europa. Estos diarios nos brindan una vez más la voz del gran cronista del mundo de ayer, que en muchos momentos parece seguir revelándonos el de hoy y tal vez incluso el del mañana.
Stefan Zweig

Diarios

Stefan Zweig genera adicción. Y eso es algo que cualquiera que se haya acercado a alguno de sus libros sabe de sobra. La editorial Acantilado lleva años explotando el filón del escritor austriaco y sospecho que debe quedar poco por publicar. Además de sus novelas, sus relatos cortos, sus biografías, ensayos y cartas, así como su inolvidable autobiografía, que recorre con mirada melancólica los últimos estertores del Imperio y la cultura vienesa, escribió estos sentidos diarios que comprimen en varios centenares de páginas casi tres décadas de vida apasionante y plagada de belleza literaria.

Zweig consigna, con la delicadeza del contable, su vida diaria, pasa revista a sus amistades, revela el brillo inconfundible de la cultura y repasa sus viajes. La fama le llegó en vida y le obligó no solo a frecuentar otros países, sino a conocer a los principales protagonistas de su época. Inclinado a la nostalgia, el escritor austriaco tenía una pasión casi fetichista por la creación artística. Cada día escribe sobre lo que tiene que hacer, sus peleas, sus amistades, las mujeres y la cotidianidad tan extraordinaria de quien se sabe tocado por los dioses. La suya fue una vida de película, y con un final también digno de un drama hollywoodiense.

Si hay algo que sobresale, entre tantos datos a veces inanes, es su corazón europeo, ese que hoy, tal vez por la moda de lo anglo, se está perdiendo incluso en las esquinas más recónditas del Danubio. No es necesario entrar en las causas de este declive cultural, pero lo cierto es que el mundo que habitó el genial escritor de Una novela de ajedrez es un universo ya caduco, pasado, aunque más dudoso sería decir que olvidado o periclitado.

Así, es Europa lo que late por todas las juntas de estas páginas, por sus costuras y supura, por cada uno de los renglones, un paisaje de cultura encumbrada pero popular. En esa época no había antítesis entre estos términos. Es quizá esto lo que provoca más nostalgia. Zweig todavía vivió en un periodo en que se leía a los grandes y se escuchaba a los inmortales, en el que, por decirlo así, aún no se había desmenuzado la cultura para repartirla entre las masas. Incluso él, que podría ser considerado un autor de best-sellers -fue admirado y aclamado por la clase popular- era, ante todo, un literato. Figuras que combinen la calidad con la difusión desgraciadamente hoy escasean.

Acercarse a Zweig es aproximarse a un momento deslumbrante. De ahí que, en realidad, el protagonista de estas páginas no sea él, o al menos, no en exclusiva, sino una panoplia de personajes a cada cual más interesante: Rilke, Freud o sus amigos más íntimos, como Joseph Roth.

El novelista vivió, y no hay que olvidarlo, en un periodo turbulento. Sorprende, en este sentido, que decidiera cesar su escritura diaria -la terapia del diario- entre el fin de la Primera Guerra Mundial y la década de los treinta. Tal vez se ve compelido a confesarse de nuevo cada noche, a intimar con la letra impresa, ante la deriva de los acontecimientos, pues veía que su mundo -ese que ahora anhelamos- estaba feneciendo.

No podría dejar de recomendar este libro, en el que Zweig cuenta también sus viajes por Inglaterra, su llegada a Nueva York y su búsqueda de un refugio lejos de su continente natal, que contemplaba encenegado y a punto de consumirse entre las llamas del odio, el antisemitismo y la brutalidad nacionalsocialista. Leer estos diarios, como todas las obras de Zweig, resulta inspirador para quien respeta la cultura y sabe que solo en un entorno adecuado puede seguir floreciendo lo humano.

 

Temática
Diario de uno de los escritores más importantes de la primera parte del siglo XX, donde narra su trabajo y su encuentro con los grandes personajes de la época
Te gustará si te gustó:
Un mundo de ayer, de S. Zweig
Dónde leerlo:
En el vestíbulo de un hotel clásico, con espejos y camareros con pajarita
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Un trozo de tarta Sacher
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