Una tragedia personal en forma de mieloma múltiple se sitúa en la génesis del nuevo libro del politólogo, profesor y columnista Víctor Lapuente. En él reflexiona sobre la crisis que atenaza a las diferentes democracias occidentales.
Resulta paradójico que, en el periodo de mayor opulencia de la historia, los ciudadanos de los regímenes liberal-democráticos vivimos con un mayor grado de miedo y de ansiedad respecto a nuestros predecesores.
El catedrático de políticas de la Universidad de Gotemburgo trata de responder a la crisis moral en la que se ha sumido nuestra civilización recuperando un conjunto de ideas que considera que han sido beneficiosas para nuestras sociedades tales como el concepto de patria o una determinada visión de la divinidad.
En ese sentido, Lapuente consideraría que éstas impulsaron la expresión de una dimensión de trascendencia impersonal en el seno de las comunidades humanas y que, en la actualidad, se encuentra asediada por los nuevos valores asociados a la racionalidad neoliberal imperante como son: el triunfo del individualismo, del narcisismo y del credo de la avaricia.
La política, que en tiempos pretéritos servía para la resolución a problemas concretos y que demandaba una alta dosis de pragmatismo, ha perdido su carácter escéptico y se ha transformado, en la línea de la distinción realizada por el filósofo conservador Michael Oakeshott, en el reino de la ideología.
La ola de autocratización que azota a nuestras democracias no sería sino el producto de esta ideologización de la política y del triunfo de lo que el autor denomina como “chamanes” (políticos populistas que buscan agitar las pasiones de sus diferentes pueblos y que sacrifican el pragmatismo en el altar de la ideología).
¿Cómo revertir esta preocupante tendencia? Lapuente apunta a la recuperación de algunas de las principales virtudes que nos han legado los autores clásicos cristianos y grecolatinos como el coraje, la templanza, la prudencia, la justicia, el amor, la fe y la esperanza.
En resumidas cuentas, el libro del politólogo aragonés supone una llamada de atención a todos aquellos ciudadanos que se preocupan por las consecuencias que, para la democracia liberal, ha comportado el triunfo de la derecha neoliberal y la izquierda cosmopolita.