La recopilación de artículos de Juan Manuel de Prada publicados en el ABC durante la pandemia en un solo libro constituye un acierto notable. Su virtud principal recae en el alcance de las ideas proyectadas en el libro pues, más allá del homenaje explícito a C.S. Lewis y de la crítica al acontecer político de ese periodo, aporta un atractivo andamiaje de ideas que ayudan a identificar y comprender los problemas que afectan a España y a todo Occidente.
El tiempo de pandemia vino acompañado en todo el mundo de iniciativas políticas muy discutibles junto al uso indiscriminado de la mentira en todo el planeta (China, en cabeza), una falta notable de respeto al Estado de derecho de muchos gobiernos (el español, desde luego), cuando no su cuasi cancelación completa dónde lo había (Australia, Canadá). Todo ello unido a la metamorfosis acelerada de muchos medios de comunicación en una triste variante de propaganda barata o sumisa correa de transmisión de las consignas del poder político del momento. Estos abusos, esta herencia de descrédito de las instituciones está lejos de haber cesado.
Frente a este estado de cosas, Juan Manuel de Prada introduce como eje vertebrador de sus artículos la idea de Donoso Cortés de que los asuntos políticos no son sino el trasunto de cuestiones de orden teológico. Este concepto está sugestiva y hábilmente desarrollado en los diversos artículos, pues consigue desgranar con ligereza asuntos teológicos que iluminan y acotan con precisión los problemas políticos y sociales que aborda, pues lo divino nunca es ajeno a lo humano.
Así, de Prada denuncia el abuso del emotivismo y la promoción industrial de la instintividad propiciados por el poder como anestésicos para la población, y la irreprimible tentación de subordinar la “Ciencia” y cualquier institución del Estado al servicio de los intereses del gobierno de turno, al tiempo que previene de las primeras tentativas perfectamente visibles de un gobierno mundial, so pretexto de la pandemia, mediante la imposición de políticas de salud ayunas de todo rigor y coherencia, que todos recordamos.
Especialmente afinada es la crítica política que denuncia con insistencia la partitocracia como nuestro mal endémico. Acierta cuando acrisola la idea de patriotismo bajo el prisma de las virtudes que lo purifican de adherencias impropias o cuando impugna que la crítica a un político por la conducta de su progenitor no sólo es una bajeza sino una involución ajena a la cosmovisión cristiana que nos retrae al paganismo más bárbaro, pues nadie hereda los pecados de sus padres. Da en el clavo, fino, cuando explicita el origen último de los ataques a la Monarquía: su origen constituye el recuerdo de un orden frente al cual el poder de hoy no quiere hacer concesiones.
Nadie que mire a la realidad política y social actual puede negar que este tiempo se caracteriza por la pretensión titánica de invertir, a nivel planetario, el sentido común (Higinio Marín dixit). Sería este una pretensión quimérica si no hubiese para ello medios inimaginables en cualquier otra época. Frente a este reto, JMP propone los frutos de la mejor tradición occidental y del pensamiento clásico español como un escalpelo de precisión frente al análisis simplista de la realidad y al ralo aliento de las ideologías imperantes, constituyendo el mejor remedio para discernir y tratar a fondo los problemas esenciales de este tiempo.