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Reseñas
literarias
Pedro Ugarte

Antes del paraíso

por:
Carlos Marín-Blázquez
Editorial
Páginas de espuma
Año de Publicación
2020
Categorías
Sinopsis
La literatura de Pedro Ugarte es un paraíso en construcción, una galería de fotografías veladas bajo una cuidadosa atención por el detalle y un profundo estudio de la psicología. Un paraíso anhelado, tal vez perdido, donde las parejas intercambian la intimidad por un simulacro atravesado de silencios y de alcohol; los hijos se convierten verdaderamente en hijos cuando asumen las frustraciones y las miserias de sus padres; las familias son el laboratorio de la ausencia, la hipocresía y la ruptura; el trabajo es el mecanismo de la rutina y de la envidia. Ugarte pone ante nosotros la posibilidad de ser felices. Tan cerca está esa oportunidad, tan a la vista, que resulta imposible alcanzarla. Con Antes del Paraíso, vuelve el gran cuentista vasco, cuyo libro anterior, Nuestra historia, recibió el elogio unánime de la crítica y obtuvo el Premio Setenil al mejor libro de cuentos del año.
Pedro Ugarte

Antes del paraíso

¿Qué hay de las ilusiones una vez se han sometido a la erosión inmisericorde del tiempo? ¿A qué porción de esperanza nos es dado aferrarnos cuando hemos sido víctimas del persistente desgaste de la vida? En Antes del paraíso su autor, Pedro Ugarte, ensaya una respuesta a esas preguntas. El resultado son ocho relatos que, a través de una mirada tan sabia como incisiva, nos conducen al lugar donde se gesta una parte del malestar del hombre contemporáneo. 

Si bien cada cuento es un universo en sí mismo, al finalizar la lectura del libro queda en la conciencia del lector la impresión de hallarse ante una obra marcada por una fuerte impronta unitaria. Tal sentido de unidad obedece a varios factores. En primer lugar, existe un cierto tono que, pese a la variedad de narradores –siempre en primera persona-, mantiene una uniformidad estilística cuyo resultado último consigue transmitirnos la certeza de que nos hallamos inmersos en un universo común. No se trata en absoluto de que los personajes resulten intercambiables, sino de que el modo en que afrontan algo que podríamos llamar el desencantamiento del mundo ostenta un aire de familia. Y ahí precisamente, en la familia, reside el otro elemento sobre el que Ugarte funda su personal visión narrativa. La familia se convierte, de una u otra manera, en el núcleo de los conflictos que originan las diversas tramas. Es magistral la destreza con que el autor nos pone ante los ojos el reverso de una realidad que, a la luz de la primera inocencia, nuestra imaginación hubiera deseado dibujar con trazos distintos: “Sí, es curioso el modo en que la gente empieza a hacerse mayor –comenta el narrador de Cliente fantasma justo en instante el que, por primera vez en su vida, y rememorando un episodio del pasado, su mirada adolescente se posa sobre su padre con una frialdad de entomólogo-: de pronto no lo vi como mi padre, lo examiné desde fuera, como si yo fuera un médico del alma que abre con su bisturí invisible el pecho de un hombe viejo, cansado y resentido”.

Ese tono de desolación, sin embargo, se ve con frecuencia mitigado por el bálsamo de la piedad. Hay en este sentido fragmentos memorables: “Los padres sostienen a sus hijos con una mano invisible, mientras en la otra se sostienen a sí mismos, y esa doble tarea, tan penosa, les ocupa hasta morir. (…) Escribo ahora para dejar constancia de todo lo que les quise y aún les quiero, para dejar constancia de que supe de sus debilidades y fracasos, y para dejar constancia de que ellos, ¿por qué ocultarlo?, lo sabían también”.

“Debilidades y fracasos”, escribe el narrador del formidable Antes del paraíso, el primero de los relatos de la colección y que da título al libro. Y en efecto, es en esas dos palabras donde quizá resida la clave para desentrañar el significado más profundo de las vidas a las que vamos asomando. Vidas incompletas en las que no resulta difícil reconocerse. Vidas sacudidas por una constante sensación de provisionalidad y error. Vidas perplejas al tomar conciencia sus protagonistas del peso ingente que, incluso en la edad adulta, sigue teniendo el pasado. Porque allí, en el pasado, es donde casi siempre está la herida, y traer hijos al mundo es un modo de seguir hurgando en ella o, por el contrario, de restañarla para siempre.

Pero las familias se acaban. Al menos aquí, entre nosotros, en esta Europa que, víctima de un éxito tan deslumbrante como falso, ha decidido dejar de tener hijos. La familia de Erasmo, el penúltimo de los cuentos de la colección, con su sátira genial tanto del “síndrome del hijo único” como del suicidio demográfico que aflige a estas sociedades nuestras (acomodadas y prósperas, al mismo tiempo que “estériles y cansadas”) es el relato definitivo de una agonía a la que asistimos en medio de un estruendo festivo. Leemos allí: “Cuánto amor vaga por el mundo, dando tumbos, sin un rincon donde anidar. Hay casas frías, de decoración minimalista, alarmas sofisticadas, cocinas inteligentes, pero falta en ellas el disparate de unos niños que empiecen a mancharlo todo”.

 Antes del paraíso es una obra que, más allá de estar espléndidamente escrita, atesora su mérito mayor en haber sabido encontrar el equilibrio necesario entre ese sutil perfume de derrota que exhalan algunas de sus páginas y una mirada abierta a la esperanzada continuidad generacional que, de momento, nos salva de nosotros mismos. Porque sin algo a lo que aferrarse, sin la voluntad de enraizar a través de la propia sangre -pese al cúmulo de conflictos y responsabilidades que una decisión de esa naturaleza comporta- difícilmente florecerá la posibilidad de una dicha perdurable. Como afirma uno de los personajes del libro: “Hay que construir algo estable y poderoso, algo que no esté a merced de las mareas”. De eso trata, en parte, Antes del paraíso.

 

  

 

          

 

Temática:
La familia: el lugar en el que uno, a la vez, naufraga y se salva
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