Pandemia, confinamientos, olas Covid, volcán, guerra, amenazas nucleares, ruina económica, violadores excarcelados sueltos por las calles y la compra, en el supermercado, por las nubes. Hombre, era evidente que ya necesitábamos una invasión alien como de aquí a Lima, ante este paisaje entre película de terror y tragicomedia. Para colmo, ni siquiera podemos dormir con la luz encendida si el terror nos ahoga, ¡a cuánto está el kilovatio/h hoy!
Este panorama está rivalizando, a brazo partido, con los grandes del género de terror. Stephen King o Historias para no dormir a su lado parecen tan encantadores. A lo que vamos, el autor de El Resplandor, Carrie, Misery, entre otros, ya puede ofrecerte un relato menor que aun así te despertará las mismas sensaciones que cualquier otro de sus grandes. Compruébelo con este Almuerzo en el Café Gotham, un texto que ya apareció originalmente en la antología Dark Love de 1995. Por suerte, la ficción siempre será el reino de lo sobrenatural. Nos seguimos sumando a ese espectáculo que supone este conglomerado de lugares comunes entre susurros desde el más allá, que te dejan con sudores fríos, al psicópata empuñando cuchillo amenazante como este maître del Café Gotham. Prepárense a degustar un relato con trazas psicológicas y un preaviso para futuras parejas en vías de autodestrucción.
Un tipo con delirios y mucho de irracional y una pareja con una pizca de lo de aquel, con muy poco de dominio de la situación, nos llevan de paseo al territorio de las tinieblas King. La historia tiene todos los ingredientes que el mago del sobresalto no obviará por muy escabrosos que resulten. El propio autor nos abre las puertas: «Un día, estando en Nueva York, pasé por delante de un restaurante de aspecto agradable. Dentro, el maître acompañaba a una pareja hasta la mesa, el maître me vio por casualidad y me regaló el guiño más cínico del universo. Volví al hotel y escribí este relato. Durante los días que llevó su escritura, me poseyó por completo. En mi opinión, lo que hace que funcione no es el maître loco, sino la siniestra relación entre el matrimonio a punto de divorciarse. A su manera, están más locos que él. De largo».
Eso es. Llegar al fondo de la experiencia humana. El comportamiento de hombres y mujeres brota en cualquiera de los párrafos. Ofreciéndonos todo un arsenal de ideas, modos, conductas y reacciones que guardaremos como quien recopila vasijas del románico. Arrancamos con una nota encriptada, «una joyita de frialdad». Corta y desasosegante con un «cuídate» escasamente cálido. Es de su esposa. Quiere el divorcio y, por descontado, su parte guardada en el banco, «borrador de cuentas para disolver su corporación doméstica». Esta expresión tan loca para definir el dinero que hasta ahora compartían me recuerda que estamos convirtiendo el lenguaje en otro terror diario.
El cuerpo de Steve se descompone tras el jarro frío de desamor. King va directo a las entrañas del lector. Sitúense. Nueva York, nuestro protagonista que al llegar a casa, como les digo, encuentra una nota de su esposa comunicándole arrivederci. Steve muda el color de su cara y su interior entra en una especie de montaña rusa. Él ama a su mujer. Y, como es lógico, que para eso somos humanos, tomamos la peor decisión en el peor momento. Steve decide dejar de fumar en pleno valle de lágrimas. En el drama de Steve hay todo un mundo para explorar por el primer psicólogo que aparezca. Síndrome de abstinencia por el tabaco unido al enganche amoroso a su mujer. Dos abstinencias juntas, ¡todo un cóctel molotov! ¿Conocen algo más aterrador que una separación matrimonial inesperada? ¿A ese dolor causado por un adiós obligado aun amando con locura a tu pareja? Steve ve su vida como aquel Poema de un día, de Antonio Machado. Solo. Para colmo entra en acción otro territorio desconocido: el maître psicópata. Por lo que toma más valor aquello de, «hasta que la muerte os separe».
Llegamos al eje del relato. El abogado de Diane llama a Steve para reunir a las partes en un restaurante. Steve ve los cielos abiertos. Cree que logrará ablandar el corazón de Diane. Al llegar, el maître es una especie de subtrama enseñándonos la patita con todo lo que se nos viene encima. Por lo pronto confunde el paraguas de Steve con un perro, «cuántas veces le he dicho que no puede entrar con ese perro». Cómo será la cosa de rotunda que Steve espera ver el perro de alguien detrás, pero no hay nadie ni ningún perro. Raro, raro, raro… Steve sigue a lo suyo, su amor. Hay que evitar llegar al verso de Machado. Todo normal hasta el sobresalto “¡iiiiiii!”, que causa todo un bloqueo mental. El maître. Inesperadamente comienza a atacar a todo el que encuentra en el concurrido restaurante. En unos minutos, descubrimos al hasta ahora sólo engolado maître -«pegdón, señog»- como un monstruo aterrador.
Menudo relato de tan sólo 90 páginas se marcó Stephen. Con una trama perfectamente construida y ambientada. Tocamos la decoración del restaurante y olemos el salmón de la mesa contigua. Tanto que es difícil no imaginarse soportando la discusión entre los futuros divorciados y, a continuación, a los que huyen del maître cuando comienza a clavar el cuchillo, bien agarrado por el mango, hundiéndolo en mitad de la cabeza. Presenciamos la escena más terrorífica y surrealista gracias al preciso manejo del lenguaje. A la fiesta de las miserias, resentimientos e inquinas de dos examantes ya se ha unido el psicópata maître enajenado, que sigue despachando mandobles a cuchilladas originando un repulsivo baño de sangre.
¡Ojo! con la inestimable colaboración del abogado de Diane, Humboldt, que parece, más bien, un psicólogo, «es contraproducente que digas eso», «di todo eso hasta aquí». «Los clientes quedan reducidos a simples escuderos con la lanza de Don Letrado». Mientras, seguimos sintiendo que chapoteamos entre órganos sangrientos, intestinos formando horribles cadenas chorreando sangre, salpicando vestidos y las blancas camisas de ellos. Usted estará en medio de una persecución hasta la cocina, en pánico, ante el cuchillo de carnicero más grande que jamás hayas visto en su vida.
La publicación de un libro de King será siempre la perfecta excusa para buscar más relatos y películas basadas en sus novelas. Más aún cuando esta bonita edición, obra de Nórdica Libros, fue elogiada por el propio King, en Twitter, al descubrir la portada con las majestuosas ilustraciones de Javier Olivares, Premio Nacional de Cómic: «¡Realmente capta el espíritu de la historia!». La historia es tan terriblemente descriptiva que les aconsejo, la próxima vez, observen al personal que tengan a su lado tomándose una caña. El amor y el desamor son las fuerzas que más envilecen al ser humano.