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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Regalo a cualquier editorial una idea para un libro

He salido de casa y mi barrio (es urbanización, pero llamándolo barrio lo asciendo de categoría y lo acerco a mi corazón) parecía una lejana ola que llegaba de la feria de Jerez. Me he cruzado varios coches con gentes que evidentemente volvían de comer en la feria, con las flores del pelo un tanto ladeadas, por ceñirme a una imagen. Y luego la ola tiraba para atrás con la reseca: más arriba me he encontrado grupos de jóvenes que iban a la feria. Algunos han contratado un autobús y allí se subían ellos y ellas, esplendorosas.

Pero yo iba al Puerto (a misa) así que le he metido puño a la vespa, tumbándome en las curvas. En el Puerto he coincido con un montón de gente que debía de salir de alguna verbena de Podemos o similar. Y estaban muy contentos, y amables. Nos hemos ido dejando el paso en los ídem de cebra o por la mitad de la calle o en los cruces, todos muy amables.

He pensado que si hablásemos un poquito de política, las sonrisas se esfumarían ipso facto. Pero no voy a sacar conclusiones antipolíticas. Si hay que discutir, se discute; y de política hay que discutir. Pero lo deseable sería que ese cimiento de simpatía humana y buenos sentimientos no se nos fuese con el agua sucia por la bañera.

Entonces se me ha ocurrido un libro que estaría bien que alguien antologase de entre la fecundísima literatura sobre la guerra civil que tenemos en España: de Los cipreses creen en Dios hasta Incierta gloria, o de A sangre y fuego a Madrid de Corte a cheka, sin dejar atrás El terror rojo de Wenceslao Fernández Flórez y un largo etcétera. Habría que trabajar en la rebusca, pero es que antologar es trabajo de minero. Y escoger escenas, relatos y sucesos en los que españoles de un lado o de otro se echaron una mano, se entendieron, tuvieron compasión o incluso complicidad. Sería un libro muy bonito de leer y que, además, haría mucho bien. La guerra civil ha querido utilizarse como modelo de relación entre españoles (es muy triste, pero así ha sido y es); estaría bien decirles: «No es el modelo, pero incluso entonces, hubo españoles que supieron estar muy por encima de las circunstancias».

(Por cierto, que creo que el director de un psiquiátrico que esconde como locos a los perseguidos en el Madrid rojo que cuenta WFF podría haber sido mi tío Bartolomé Llopis Lloret.)

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