En el prólogo de Eros es más, Juan Antonio González-Iglesias (Salamanca, 1964) nos propuso una adivinanza: «Uno de los aspectos que ahora me resultan más llamativos es que alguno de los temas que más me han preocupado en los últimos años ocupa en este libro un solo verso. De once sílabas». Yo hice una apuesta personal: que ese misterioso endecasílabo único era: «la situación incierta de mi patria».
Mucho más tarde, oí en su espléndida poética de la Fundación Juan March que yo había acertado. Ése era el endecasílabo.
Pero toda mi agudeza poético-política, es torpeza auditiva. Cuenta también que en el poema «Olímpica primera. Nadador» de La hermosura del héroe había camuflado unos versos que evocaban el himno nacional, y que algún lector le había dicho que los leyó con los acordes mismos de la Marcha Real. Pues mira que a mí me va la Marcha, y que había leído ese poema; pero nada, torpe de oído, no había oído los acordes. Una vez que te los dicen, suena:
«Ahora
ungido con el óleo victorioso
Emerge…»
Y ya está. No da un verso más. Hay que tener buen oído, pero ahí está, sin duda.
