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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Paso de cebra

Los pasos de cebra son un tema muy mío. Y en uno estaba parado con mi vespa (otro tema) mientras cruzaban parsimoniosamente un par de ancianos. A lo lejos, 50 o 60 metros vi a mi padre que cruzaba por en medio de la calle. Como un coche iba muy rápido, pego un salto la mar de grácil, y me alegró la mañana. Me alegró doblemente: por los reflejos en las piernas y también por el antipositivismo jurídico beligerante de cruzar la calle en su pueblo por donde le da la real gana, que para algo es un señor de casi ochenta tacos.

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Por cierto y mientras seguían cruzando mis encantadores ancianos, recordé que el otro día, una chica muy guapa (además) me pidió que dedicase a su padre la antología Tu sangre en mis venas. Me hice un lío con la dedicatoria. Porque hay algunas palabras que me tengo prohibidas: «cómplice», por ejemplo, que no me parece nada amical, sino delictiva; y, especialmente, «envidia» que se usa como admirativa, pero es un pecado capital y, encima, feo. Pero yo a ese caballero le envidiaba su hija tan lista que le regalaba poemas sobre el padre y ojalá la mía en unos años… La dedicatoria salió un churro con los titubeos semánticos, pero seguro que es lo que menos le importa a ese padre.

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Él se alegrará con su hija y yo me alegro con mi padre.

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