El pasado jueves, el Instituto Nacional de Estadística difundía la Encuesta de Población Activa con los datos del paro. Catastrófico. Los hogares con todos sus miembros en paro subieron en 29.200 en el primer trimestre, un 2,4% respecto al trimestre anterior, hasta situarse en 1. 226.200, su mayor cifra desde el primer trimestre de 2018. Los hogares en los que no hay ningún activo subieron en 59.100 entre enero y marzo hasta los 5,34 millones. En el último año, estos hogares han aumentado en 104.400 (+2%). El mercado laboral en España pierde 137.500 empleos durante el primer trimestre del año. En el último año el paro ha aumentado en 341.000 personas (+10,3%) y se han destruido 474.500 empleos mientras que el volumen de activos se ha reducido en 133.500 personas. 

 

Pese a los malos resultados, un leve respiro esperanzador se vislumbra en Madrid, la Comunidad con mayor bajada: 50.300 parados menos, un 10,47 % menos que en el último trimestre de 2020, hasta situarse en marzo en 429.800 personas. Con esta cifra, la tasa de paro en la Comunidad de Madrid al término de marzo era del 12,15 %, más de tres puntos por debajo de la media nacional (15,98 %). La izquierda, en plena campaña electoral madrileña, se presentó en los mítines sin soluciones, ¡qué menos! Gabilondo, a la desesperada, sólo tuvo ocurrencias: “Abonaremos el primer mes de alquiler a jóvenes de hasta 30 años”. Ya, ¿y después, qué? Ni afronta el tema del paro ni ayuda a solucionar el tema del alquiler. Pan para hoy y hambre para mañana. No seré yo la experta, pero habría que tomar medidas para crear empleo y bajar los impuestos, para empezar. Cuando lean estas líneas se habrán celebrado las Elecciones y sabremos quién gobernará Madrid los próximos años. Si se cumplen los vaticinios de las encuestas no es de extrañar la victoria holgada de la candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, que podría doblar los escaños que consiguió en las pasadas elecciones del 2019. También se habla del apoyo de VOX para volver a la Puerta del Sol con una mayoría holgada que le permita gobernar. Urge presidenta al rescate. 

 

Mientras esperamos al 4 de mayo, una buena lectura sería Raymond Carver y Todos nosotros. Cada poema es un regalo. Sigue reutilizando el mismo mecanismo: una escena natural de pesca o caza y un breve encuentro con un ser querido. Sencillo, pero útil. Con la esperanza siempre en el horizonte. El poema llamado Mi muerte termina con “salí adelante. No perdí todo esto”. Y eso es en realidad el tono esencial: la esperanza, el esfuerzo, el no dejarse amilanar. Por otra parte, La Uruguaya, de Pedro Mairal, un libro breve y rápido, pero contundente al narrar la crisis de un padre alrededor de los 40 años. Añádanle el desequilibrio laboral, el problema económico, el amor con la crisis conyugal por medio, el deterioro de las relaciones humanas, la decepción por no haber conseguido casi ningún sueño de juventud y cómo tratar de ser padres y no fastidiarla también en ese intento. La vida misma en pocas páginas. 

 

El desorden que dejas

A veces, si no fuera por lo grave que es todo, pareciera que el Gobierno de Sánchez permaneciera en una serie de ficción y nosotros fuéramos todos sus protagonistas. Ante el próximo fin del Estado de Alarma es inevitable unir a Pedro Sánchez al título de la serie de Netflix El desorden que dejas, protagonizada por Inma Cuesta y Bárbara Lennie, viendo la incertidumbre que está aflorando en cada presidente autónomo. La finalización del Estado de Alarma el próximo 9 de mayo encamina a España a una situación de dilema e indecisión que no es nueva, en cuanto deja en manos de los tribunales la última palabra para confirmar las restricciones adoptadas por las comunidades autónomas ante una pandemia con los datos al alza. La postura del Gobierno es la de no prorrogar más allá de esa fecha esta situación al considerar que las regiones tienen capacidad para aplicar restricciones. Terminaría así el segundo Estado de Alarma que entró en vigor el 25 de octubre, es decir, seis meses y medio antes, casi el doble de lo que abarcó el primero, desde el 14 de marzo al 20 de junio, y lo hará con el mismo problema que entonces, sin una legislación actualizada. Para adoptar nuevas restricciones, ayuntamientos y CCAA tendrán que basarse de nuevo en la Ley de Salud Pública de 1986, que habilita a decretar medidas especiales por razones sanitarias de urgencia o necesidad. 

 

Pues bien, los datos de Sanidad sobre la evolución de la pandemia registran leves incrementos. Ojalá se vayan conteniendo y controlando. El viernes, País Vasco, Castilla-León y Castilla La Mancha pedían prorrogar el Estado de Alarma ¿Qué está pasando? ¿Debemos vivir en un Estado de Alarma permanente? ¿Cómo hemos llegado a aceptar esta renuncia a los derechos que tanto ha costado conseguir? Partido Popular defendió que debería existir antes “un plan B jurídico”, que dé seguridad a las regiones si deciden mantener algunas restricciones que puedan afectar a la libre circulación y reunión. Ya no es que no exista plan B, la pregunta es ¿había plan A? 

 

Lean Clima, de Jenny Offill. Una novela breve sobre Lizzie Benson, una bibliotecaria de día y terapeuta de noche, que no puede evitar cargar con las penas y problemas de sus seres queridos. La autora quería averiguar qué está pasando a nuestro alrededor, también en esta época covidiana, y qué está cambiando, así que decidió colarse por el agujero del conejo, como Alicia, y aprendió que las cosas están peor de lo que nos habíamos dado cuenta. Todos hemos aprendido a prepararnos ante lo que pueda pasar. ¿Pero de qué hablamos si no nombramos también la esperanza? Cuando la autora se sumerge en la investigación nos traslada a algo que sentimos todos a diario: sabemos que algo no va bien, pero realmente no quieres saberlo. Lo sabes, pero no miras más allá. Lo sabes, pero todavía sigues mirando hacia otro lado. Pero no teman, reitero, tiene ese poso de esperanza. Lo que es ruido ahora, será música más adelante.

 

Juicios televisivos

Sabíamos que Telecinco es una de las cadenas más endogámicas de la televisión. Si pensaban que el documental Rocío: contar la verdad para seguir viva terminaría con la finalización de la emisión de los capítulos, se equivocan. Llegan nuevos personajes a la palestra. Antonia Dell’Atte anuncia que demandará a Ana Obregón tras su defensa de Alessandro Lequio. Ya les aviso que esto es una lucha más entre productoras de televisión y que a los espectadores se nos escapa. A raíz de la serie documental de Rocío Carrasco y de las críticas de Alessandro Lequio a la hija de Rocío Jurado, Antonia Dell’Atte se ha posicionado públicamente a favor del testimonio de la ex de Antonio David Flores y ha cargado duramente contra el padre de su hijo Clemente, llamando a su exmarido maltratador y mentiroso, y denunciando que en su día el colaborador fue condenado por maltrato y los medios silenciaron la noticia. 

 

Ana Obregón, que mantiene una estrecha relación con Lequio, padre de su hijo Aless, salía el pasado miércoles en su defensa e indignada ha acusado a Antonia de mentir y de haber falseado la denuncia. Unas palabras que ya han tenido respuesta por parte de Dell’Atte que la ha advertido de que pronto le llegará una demanda por calumnias. Mientras tanto, Rocío Carrasco ha prometido venganza. Y lo va consiguiendo. No hay peor castigo que un juicio social de personas que ven en las palabras de la protagonista verdad y sufrimiento. Antonio David está siendo criminalizado. El exGuardia Civil quedó libre de todos los delitos que Carrasco denunció  quedando archivada toda acusación.Veremos.

 

Ya les adelanto que el drama televisivo continuará en mayo. Si quieren atenuar los rigores del escabroso espectáculo lean Del color de la leche, de Nell Leyshon .Un drama también creado en el hogar, en el microcosmos de su protagonista. La ignorancia como la peor de las prisiones.  Elias Canetti escribió que en las escasas ocasiones en que las personas logran liberarse de las cadenas que las atan suelen, inmediatamente después, quedar sujetas a otras nuevas. Del color de la leche “es un libro escrito con la urgencia palpitante de un pequeño clásico. Pequeño por lo concentrado de su universo. Y una historia poderosa que desciende al bajo fondo de una vida que se disolvió en la escritura y que sólo puede recobrarse en el silencio de nuestra lectura”. Un silencio largo, estremecido, y lleno de rabia. Sólo te queda desear que muchas Marys pudieran cambiar su trágico final.

 

Veo una vara de almendro. Veo una olla que hierve

Ante este panorama tosco, áspero, violento, que confío llegue a un final feliz, busco formas de mantener el ánimo. Les dejo algunos recursos: procuro que no me falte ningún día un poco de silencio. Más silencio y más pensar que no es más rico el que más tiene, sino el que menos desea. Es un buen tiempo para la reflexión, para darse cuenta de lo que de verdad es superficial y de lo que es esencial. Por otra parte, valorad a los demás. Tan importante es quien siembra el trigo como el que elabora un decreto en las altas esferas. Todos los trabajos son necesarios y nadie es más que nadie. Cuiden los afectos. Tengan cierta delicadeza en el trato con los demás. Si a eso unimos el cuestionarnos qué es calidad de vida diría que consiste en molestar lo menos posible al prójimo. Entráis demasiado al trapo de modelos nefastos. La bronca, el insulto… 

 

Por eso les recomiendo el nuevo poemario de Angélica Liddell, Veo una vara de almendro. Veo una olla que hierve, “escrito desde la sed de un verbo atávico: el de sus abuelos, el de la tierra labrada, el de la olla que se ponía al fuego para preparar la comida sobre las trébedes… Palabras para el Amado que, como en el rezo, se hace presente al reclamarse. Amo tanto la sed que al sorbito más pequeño siento la mordedura del agua”. Angélica Liddell es una escritora, directora de escena y actriz española que ha recibido numerosos premios entre los que destaca el Nacional de literatura dramática, el León de Plata de la Bienal de teatro de Venecia 2012 y el premio Leteo 2016. En 2017 fue nombrada Chevalier de l’Ordre des Arts des Letres por el Ministerio de Cultura de la República Francesa. Además, se acaba de incorporar como artista residente del Centro Dramático Nacional de Orleans por cuatro años. 

 

Una mujer siempre contracorriente. Contaba en El Mundo que prepara una obra teatral en homenaje al torero Juan Belmonte, “los discursos ideológicos, nacionalistas, a veces repugnantes, han manipulado la tauromaquia hasta arruinarla”. Toda su obra se forja en el desgarro, el dolor, la verdad aunque duela. La muerte de sus padres en 2018, es un duelo presente en sus obras Dicen que Nevers es más triste y Guerra interior (La Uña Rota): “Es una soledad que no podía imaginarme nunca que llegaría a ser tan sumamente perturbadora y dolorosa”. Asimismo, no duda en ofrecer su visión crítica del feminismo, que llevó a escena en su obra The Scarlett Letter: “Creo que el feminismo es un movimiento lo suficientemente importante como para asociarlo a un movimiento tan profundamente puritano como el MeToo, que se ha acabado convirtiendo en una cosa de superficialidades y alfombra roja”. Liddell es pura misantropía. Y no es baladí, la misantropía exige reflexión y un algo que prenda esa mecha. Desde el rechazo al sentir diferente, el engaño, la traición, el malentendido, la desilusión reiterada, tu físico que no es igual al que está de moda o la pérdida de algo o alguien querido. “De tanto esperarte al sol / el sol royó mis colores / Mirando, ya no me miras / y oyendo, ya no me oyes / Cambio musgo por maleza”.