En esta ocasión no soy el barbero sino, con toda humildad, el rey de Suecia; y, tras años de oficio, es muy bonito. Un amigo lector que vive en Francia y que ama tanto como yo o más a Christian Bobin me da noticia detallada de su último libro, recién salido, de publicación póstuma, y escoge para mí –para nosotros– unas citas esenciales, que me envía en el original francés y en su tersa traducción, que es la que reproduzco.
Su carta también es bellísima y, aunque yo podría introducir un poco más a Bobin, ya lo he hecho en otras ocasiones y está bien que, si uno es rey por un día, lo sea de Suecia en toda la extensión del mito. Así tampoco interfiero con su carta, que me (nos) cuenta: «Ayer por la noche (hasta las 2 de la mañana) leí (demasiado rápidamente, pero pienso leerlo de nuevo) el nuevo libro, póstumo, de Christian Bobin, que acaba de publicar Gallimard: «Le murmure». Y pensé en nuestras «conversaciones» sobre él. Y ello tanto más cuanto que es un libro impresionante, escrito en 2022 tras haberle sido diagnosticado un cáncer incurable y fulgurante, que lo llevó a la muerte en pocos meses. Y sin embargo es un libro luminoso, de una belleza terrible a medida que avanza hacia el final. Y sobre todo en el momento, ya en el hospital, de la despedida de su esposa, la poeta Lydie Dattas (París, 1949), que fue, al parecer, la mujer más importante en la vida de C.Bobin (la conoció personalmente el año 2000)».
Y éstos son algunos de los fragmentos que nos regala:
Los falsificadores de la poesía son los cucos de la escritura. Son nuestros peores enemigos. No hablo de los malos poetas. No: hablo de los que asumen el atuendo del poeta para servir mejor al mundo. Nuestra época los multiplica. * Arrancar el lenguaje al infierno de las opiniones. * Un hombre que sólo cumple con su deber no hace nada. * Raramente somos los autores de nuestros actos. * El silencio de la noche era tan puro que me desperté para oírlo. * Eres tan única que hasta las únicas te envidian. Has vuelto locos por ti a los huracanes. Es tu paz lo que envidian. Es la calma de tu sonrisa lo que codician. No hay un día, ni una hora en que no me ilumine el faro de tu sonrisa. * … conozco [...] tu amor sobrenatural por la verdad * Un artista es alguien que somete cada hora de su vida a lo inexpresable. Son gente que no tiene vacaciones ni tampoco trabajo, sólo conocen la servidumbre de lo Absoluto. * Con una sola palabra el Mar Rojo se divide en dos y se puede cruzar sin mojarse en absoluto: tú vivirás en Marciac y yo estaré en el cementerio. Juntos continuaremos nuestro trabajo. [C.B. está enterrado en Marciac] * Hay una cosa que no es vana, quizá: apartar el Tiempo para escribir un poema. * He perdido la fotografía de un condenado a muerte en China. Estando en una fila de hombres que iban a ser fusilados uno a uno, él llevaba en las manos un libro abierto del que no quería perderse nada; estaba tan absorto en su lectura que se había olvidado del paredón... ¡Espléndida derrota de la desesperación! * Yo mismo, que como los recién nacidos no soy más que mirada, tengo la fuerza y la gracia de dar, escribiendo, esa mirada que busco por todas partes. * No me lleves flores mañana [a mi tumba]. No quiero que estén tristes. * Estoy débil como un palacio en una nube. * Nunca he sido tan amado en toda mi vida. Me amas tanto que incluso muerto me vas a salvar. Separarnos cuando formamos un solo ser, es difícil para recién nacidos como nosotros. Pero compartimos un mundo, somos, pues, invulnerables. * La mayor felicidad que he conocido en cincuenta años es tu alegría ante lo que escribo. Es tu comprensión absoluta de mi corazón y del mundo. * ¡Ha llegado el momento, nos vamos a Marciac! [en cuyo cementerio está enterrado]. Nos esperan nuestros mejores días. La brevedad es garantía de salvación. Es en el momento de la separación cuando nos decimos todo lo que no nos habíamos dicho antes. * Me encuentro en el final del lenguaje. La poesía no es nada, la escritura no es nada, la música no es nada. Pero lo que no es nada ignora la muerte. Las lágrimas y las sonrisas sin razón sobreviven al fin del mundo. Vamos hacia días extraordinarios. * [Las tres últimas anotaciones del libro, escritas en el hospital, en su lecho de muerte, son:] * El vuelo mágico de los estorninos, segundos violines del cielo. Cuando tropiezan con un obstáculo –como una roca que sobresale de un río— , parten en dos esa masa de gracia sin chocar entre ellos, y reconstituyen rápidamente su amistad una vez superada la prueba. Ese pasaje se llama «el murmullo». * Cuando tú te mueras, nuestro amor se reconstituirá. Se reconstituirá en el cielo rojo, como el murmullo de los estorninos después de haber superado el obstáculo. * Sobre la roca de la muerte seremos dos presencias eternas. Dios nunca apagará nuestros ojos que veían.