Decía Camilo José Cela: hay dos clases de hombres: quienes hacen la historia y quienes la padecen. La OMS informaba esta semana de las trabas que el Gobierno de China ha puesto a su equipo de investigación para llegar al origen del Covid-19, más de un año después de que los primeros casos de Covid-19 fueran detectados por primera vez en la ciudad china de Wuhan. Las palabras del director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, fueron “estoy muy decepcionado” ante la negación de los permisos de entrada a los científicos de Estados Unidos, Japón, Rusia, el Reino Unido, Países Bajos, Dinamarca, Australia, Vietnam, Alemania y Qatar. El objetivo de estos especialistas es encontrar el posible origen animal del coronavirus SARS-CoV-2 y cuáles fueron los canales de transmisión al ser humano. Asimismo, estos orígenes están siendo  altamente discutidos por el bando chino, que sigue defendiendo su buena gestión en la contención del virus llegando a sostener que éste podría haberse originado en otras partes del mundo. Pero Fabian Leendertz, del Instituto Robert Koch de Alemania y parte del equipo de la OMS, ha querido dejar claro que “el objetivo no es designar un país o una autoridad culpable” sino “entender lo que pasó para que no vuelva a suceder”. Parece que no será fácil llegar al origen de esta terrible pandemia. Ojalá no confirmemos aquella máxima de Aldous Huxley, “quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia”.

 

Lo que está claro es que somos quienes somos por la historia, por nuestro pasado, las circunstancias que nos han rodeado así como el devenir del tiempo. Los orígenes nos retratan un presente que vuelve a repetirse y un devenir despiadado. Les recomiendo Orígenes, de Saša Stanišić, premio al Libro Alemás 2019. Una obra sobre el lenguaje, el pluriempleo, la juventud y muchos veranos: “El verano en que Angela Merkel abrió las fronteras y fue muy parecido al verano en el que me evadí atravesando fronteras y caminos por toda Alemania. Orígenes es la despedida de mi abuela desde su demencia. Mientras yo recogía mis recuerdos, ella estaba perdiendo los suyos”, explica el autor. “Es una narrativa que no queremos que acabe, que tiene como objetivo almacenar las cosas del pasado y enriquecerlas con nuevas ideas para que, en última instancia, la vida pueda continuar”, declaró el jurado del premio Eichendorff que también premió al autor. 

 

 

 

 

El Gobierno ni está ni se le espera… en la gestión del COVID


Desgraciadamente, España está sumida en la tercera ola del coronavirus sumando contagios y brotes tras un mes de diciembre lleno de festivos. La demora en la campaña de vacunación, además, está empeorando las perspectivas más halagüeñas sobre la mejora en el ámbito laboral. Así es altamente difícil que los sectores de la hostelería, del turismo, del comercio y demás puedan ir levantando cabeza. Las justificaciones que han dado los responsables y nuestros dirigentes son tan peregrinas…: las vacaciones de los sanitarios que debían poner las vacunas, la mala organización en los turnos de cada centro, los días de fiesta y la logística de la propia vacuna (encima la culpa se la echan a la vacuna). Mientras el resto de comunidades autónomas alega problemas y problemas para vacunar, Asturias asegura que ha llevado a cabo de forma satisfactoria e ininterrumpida la vacunación,  el 100% de vacunas. Parece mentira que las excusas dadas sean tan obvias y no se haya aprendido nada de lo que ya llevamos pasado. Acarreamos un año con esta desgraciada pandemia y parece que los responsables no han aprendido nada. Para colmo, el ministro Illa sigue en su habitual dejación de funciones delegando en las comunidades autónomas por lo que no existe una orden general. Illa sólo deja caer su frase “vienen días muy complicados”, que ya dijo en octubre, en la segunda ola. Ya sabemos que vienen días complicados, lo que necesitamos saber los españoles es lo que ha pensado usted, ministro Illa, para hacer que, al menos, no sean tan complicados. Vivimos en una permanente penumbra sin visos de poder esclarecer el futuro. Anhelamos que esa línea de penumbra, que define la luz de las sombras, alguien la trace con contundencia y esperanza. Para estos días que todos intentamos salir de esta oscuridad, de esta zona de sombras, recomiendo Línea de penumbra, de Elvira Valgañón. La autora a través de una selección de cuadros, que abarca desde pinturas rupestres hasta obras eternas en nuestra memoria de autores como Edward Hopper o El Bosco, desarrolla trece relatos en los que muestra los entresijos de los creadores artísticos, desde sus vidas a qué motivos les llevaron a pintar esa obra. Los relatos que componen este libro tienen, cada uno, una particularidad: un narrador distinto o un punto de vista diferente y, mientras que unos se centran en contar la historia de los personajes del cuadro, otros se centran en algo que no está en el cuadro, pero que podría suceder fuera de imagen. Una obra tanto para los amantes de la pintura, ya que es toda una lección pictórica en cada retrato, como a los que sólo quieren disfrutar del placer de la belleza. Notarán cómo se activan todos sus sentidos. Didáctica y placentera. 

 

 

Filomena paraliza la agenda política

Resuelta tremendamente esperanzador la frase de Albert Camus: “En las profundidades del invierno finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible”. Todos nos agarramos a la esperanza de un próximo verano. Estamos en invierno, hace frío y nieva. ¿¡Habrá otra tremenda verdad de Perogrullo como ésta?! Para colmo, la llegada de la nieve es un fenómeno nada extraordinario en invierno que, sin embargo, es capaz de marcar la agenda política y laboral de España. Esta semana ha llegado a nuestros lares una borrasca muy profunda que la Agencia Española de Meteorología (Aemet) ha denominado Filomena. Sean responsables a la hora de salir a la calle y abríguense. Lo de hablar sobre la obviedad del frío en invierno a veces alcanza el surrealismo. Si hay una anécdota digna de guardar es aquella que contó una vez Rosa Belmonte. Resulta que a Joan Crawford también le gustaba la baja temperatura. Durante los rodajes. Pero tenía sus razones. “Cuando hacía Mujeres frente al amor  tenía 55 años y mantenía el plató helado. Seis grados por debajo de lo normal. Casi la temperatura a la que se conservaban las pepsis que tenía en neveras para el reparto y el equipo. Ella bebía vodka. Diane Baker recordaba que alguien averiguó la razón de tanto frío: era para mantener el maquillaje de la Crawford entre todas esas “zorras jóvenes”, como llamaba a Baker, a Suzy Parker y a las otras”. Fascinante.

 

Para pasar este invierno algo más plácidamente les recomiendo Invierno, de Elvira Valgañón. El eje de Invierno son los cuentos populares. De la mano de estas leyendas recorremos las aventuras y vicisitudes de los protagonistas a través de siete pequeños relatos. Un peculiar  espantapájaros va actuando como maestro de ceremonias. Escenarios tan llenos de belleza invernal como una montaña o la sierra. El recuerdo de tiempos precarios, tiempos de guerra y de paz, soldados, pastores ermitaños y maestros de siempre; leyendas que nos suenan a todos porque provienen de la tradición popular e infantil. Una escritura muy calmada y “con un nexo común: un pueblo frío de montaña, sin nombre ni localización pero que es fácil de relacionar con las localidades en donde seguro que muchos de nosotros hemos pasado días”, explicaba en la presentación la autora. Una lectura tan reconfortante e intimista que nos protege de estos fríos invernales y la incertidumbre en que vivimos. 

 

 

¿Descartado en España un nuevo confinamiento? 


Estos días, el Reino Unido ha vuelto al estricto confinamiento del pasado marzo por la alarmante expansión de la nueva variante del coronavirus, que amenaza con colapsar los hospitales. Por su parte, Alemania ha decidido ampliar el confinamiento vigente hasta el 31 de enero. En España los datos son demoledores y terroríficos, pero María José Sierra, sustituta de Fernando Simón, descarta otro confinamiento. Cada comunidad autónoma endurecerá sus restricciones. Veremos.  

 

La editorial Impedimenta nos trae Los Terranautas,  libro del neoyorquino T C Boyle, definido como el Frank Zappa de la literatura de USA, que nos traslada a algo que desgraciadamente nos suena: el confinamiento. La novela está inspirada en lo que hasta la revista Time consideró una de las cien peores ideas del siglo XX: el experimento y ensayo para una posible colonia extraterrestre en el marciano desierto de Arizona llamado Biosfera 2. Nos ponemos en situación: ocho personas aceptaron confinarse bajo una cúpula de vidrio. El experimento, una especie de Gran Hermano, buscaba poner a prueba la capacidad de aguante ante un hipotético aislamiento. Pronto surgen la desesperación y los anhelos. La narración de Boyle pretende examinar las limitaciones de la tan usada actualmente palabra empatía a través de la historia de estos estadounidenses en una Ecosfera durante dos años. Un proyecto extravagante que, como es lógico, se fue a pique apurados ante la privación de oxígeno, medio muertos de hambre y despreciando a sus compañeros de equipo. De las palabras iniciales de uno de los personajes “a riesgo de poner a prueba tu paciencia” no quedó nada. Boyle pone el foco protagonista en el ser humano, el único elemento incontrolable y que, como estamos comprobando, para colmo dependemos los que sí cumplimos con las normas. Efectivamente, el ser humano, de la mano de Boyle, no queda muy bien. La mayor enseñanza que la novela parece dejar es simple: la gente nunca cambia. No nos extraña, ya estamos comprobando que son muchos los irresponsables que continúan saltándose las medidas de seguridad y actuando sin tener conciencia de lo que realmente pasa en las plantas Covid de los hospitales, poniendo en riesgo al resto. El infierno es otra gente, como bien sabía Sartre.