Vicente Niño Orti es cordobés. Además de licenciado en Derecho, Teología, Filosofía y Ética. Y dominico. Actualmente es director de Área de la Fundación Educativa Santo Domingo. 

También es activo en redes sociales y articulista en medios digitales, donde yo le conocí. Descubrí que teníamos algún amigo en común y cuando llegó la hora de mi estreno con un artículo y decidí arriesgar hablando de sexo y religión, –algo muy mío, lo de tirarme al monte, aunque  poco prudente- le pedí supervisión. Mi intención era obtener el Nihil Obstat a mi texto para poder publicarlo con la tranquilidad de no temer la excomunión. Vicente me sorprendió con un extenso email de vuelta en el me explicaba por qué lo que yo escribía, de manera casi intuitiva, tenía fundamentos teológicos. Desde entonces no me pierdo nada de lo que produce (pueden mantenerse al tanto siguiendo su cuenta de Twitter @vicenior), pero no me esperaba la grata sorpresa que les traigo hoy.

Niño Orti debió enterarse de que tengo una sobrina, Manuela, que es muy aficionada a la lectura y le regaló un libro escrito por él: Santo Domingo de Guzmán nos cuenta su vida. Está ilustrado por Inés Burgos, tiene 157 páginas y lo publica la editorial Edelvives. En la ficha técnica del libro, y el propio Vicente, aconsejan su lectura a partir de los 10-12 años. Mi sobrina tiene 7 pero pensé que tendría madurez lectora para entenderlo y que le gustaría. Además, está empezando con lo que ahora se llama “despertar de la Fe” en el colegio. 

 

 

 

 

Nunca he escrito una reseña de un libro para niños, pero intuyo que éstas son leídas por los adultos que son los que suelen decidir la compra del libro. En cualquier caso, la situación no me plantea ningún problema porque tras haber leído el texto les puedo decir que Vicente ha conseguido el hecho difícil de que yo no reparara en que leía algo escrito para niños -mas que al toparme con las ilustraciones o alguna explicación- y que al mismo tiempo a mi sobrina le esté gustando. Cosas de la Orden de Predicadores, imagino. 

La vida de Santo Domingo de Guzmán es impresionante y Vicente tiene éxito transmitiendo cómo los caminos, que desde su infancia ya tenían un significado, aunque incierto, adquieren el protagonismo en su afán por cumplir la voluntad de Dios. Paralelamente a la vida de fe del santo, a lo deslumbrante de su personalidad que, pienso, puede inspirar a los pequeños, el recorrido por la España Medieval puede resultarles instructivo en materia de historia. Al final del libro hay un glosario de utilidad para ellos y una cronología de la vida del fundador de la Orden de Predicadores. Los pequeños y preadolescentes reciben de forma amena un compendio de virtud, ejemplo, épica, acción, determinación y hechos sobrenaturales. Los adultos, una visión concisa con anécdotas, que puede que les resulten desconocidas, de la vida de Santo Domingo de Guzmán y el deseo de ser mejores.

Manuela lo está leyendo despacio. Efectivamente, yo situaría la edad del potencial lector a partir de los 10 años, pero a ella le gusta mucho la geografía y está apreciando la vida ajetreada y viajera de Domingo de Guzmán en ese sentido. Lo más curioso es que de vez en cuando comenta cosas en relación a la conversación que se está teniendo referenciando el libro. Por ejemplo, le ha quedado claro que el santo tenía predilección por la ciudad de Palencia. El plus fue la cariñosa carta manuscrita con que Vicente Niño acompañó el envío del libro: “Me ha escrito el autor”- decía entre incrédula y entusiasmada.

Por mi parte, he disfrutado, ¡he aprendido! -y  me he emocionado, todo hay que decirlo- leyéndolo pero creo que mi sobrina es mucho mejor embajadora del libro que yo, así que les dejo con su reseña:

“Estoy leyendo el libro de Santo Domingo de Guzmán de Vicente Niño con mucha ilusión porque no lo conocía y me ha gustado mucho conocer su historia. A mí me gusta mucho la geografía y estoy conociendo muchos lugares de España. De santo Domingo me ha llamado la atención que todo lo hacía muy bien desde pequeño, no como los niños que pegaban y decían palabrotas como en el sueño de D. Bosco*. Lo recomendaría a los niños para que aprendiesen de él”.

 

*Manuela va a un colegio salesiano. San Juan Bosco tuvo un sueño a los 9 años en el que varios chicos se peleaban a golpes y blasfemaban. Jesús, en el sueño, le dijo cómo debía comportarse y tratar a esos chicos, quizá en un adelanto de lo que sería su vocación de trabajar por los jóvenes.