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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Mrs. Bennet

Hay una mezcla de deslumbramiento y de desazón cuando alguien te descubre un aspecto que se te había escapado de un libro que has leído con veneración muchísimas veces. Y no hablo –ejem– de Gracia de Cristo en defensa propia.  Inger Enkvist en Aprender a escribir con Jane Austen y Maud Montgomery me ha cogido por la espalda con una observación que se me había escapado y que es indiscutible. Da hasta un poquito de rabia, que no puede apagar el agradecimiento, hasta que te ríes de ti mismo. ¡¿Cómo no lo vi yo a la primera?! Mrs. Bennet, la madre de la brillante Elizabeth y de la dulce Jane, la insoportable madre, hace una estratagema innoble cuando manda a Jane a caballo a la invitación a cenar de los Bingley para que la lluvia le obligue a quedarse allí a dormir. A todos nos da una vergüenza ajena enorme ese maquiavelismo de saloncito. Pero —dice Enkvist— hay que caer en la cuenta de que aquello le sale de maravilla. Gracias a la jugadita (o jugarreta) de la lluvia, tanto Bingley como Darcy se enamoran irremediablemente de Jane y de Lizzy. Sin contar con que es por eso que nosotros tenemos nuestra novela. Lo que me ha recordado –ejem– a la parábola del administrador infiel, las palomas cándidas y las astutas serpientes.

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